domingo, 20 de agosto de 2017

Las promesas que nunca cumplimos





















Hace veinte días me prometí escribir una entrada diaria en este blog. ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Por qué nos seguimos escudando tras todas esa promesas que no llegamos a cumplir?

¿Tres hijos, un esposo, un emprendimiento, cuatro mascotas y seis clases de noventa minutos a la semana serán suficiente excusa?

Vamos dejando todo para después, porque es más fácil perderse en el tiempo, dejarse atrapar por la comodidad cotidiana, por la espumante cervezas de los viernes por la noche, por el cómplice guiño de la serie o la película de Netflix; por todo lo que creímos que podría ser, pero nunca fue.

¿En dónde quedan todas esas promesas de levantarte temprano, de hacer ejercicio, de comer bien, de dejar de fumar? Esa promesa de convertirte en la persona que querés ser, la que querés dejar atrás desde hace más de cuatro años, la persona fuerte, la que es un ejemplo para sus hijos y la humanidad.

No es fácil ser un ser humano.

¿O sí?

Déjenme sus consejos y coordenadas. Necesito cumplir muchas promesas.