miércoles, 6 de julio de 2022

El problema es que todos vivimos creyendo que somos eternos... "el próximo mes voy a dejar de fumar, dentro de dos semanas voy a dejar el cigarro, cuando termine la Semana Santa voy a dejar de hartar todas las cosas que el doctor ya me dijo que me hacen daño... mañana le voy a decir al hombre que me ama que lo amo, voy a escribir ese libro cuando"... ¿cuándo? ¿cuándo?

El año pasado estuve tres meses sin salir de los límites de mi colonia, saliendo solo una vez a la semana a la tienda más cercana, un día, después de esos tres meses nos subimos al carro para dar una vuelta hasta La Libertad, íbamos pensando que estábamos rompiendo la ley, nos bajamos unos segundo para oler el mar sin quitarnos las mascarillas a pesar de que no había ni un alma alrededor. Esa era la vida que pretendíamos tener. 


Todo comienza o termina cuando nosotros queramos, ¿se dan cuenta? O cuando el destino, Dios, o como quieran llamarlo quiera que termine. Desde hace varios años mi vida ha tenido que irse acostumbrando a los finales, a la muerte, llamémosle. Muerte metafórica, como cuando tenés que aceptar que el amigo dejó de ser amigo, muerte literaria, como cuando terminás un libro y te quedás preguntándote ¿y ahora qué? Muerte de las cosas, como cuando tenés que desprenderte de ese vestido que, por más que te des paja, ya no te queda... Y la muerte de verdad. He tenido que enfrentarme a la muerte de varios seres queridos y cercanos en los últimos años. Varios. Es difícil ir a una morgue, o seleccionar un ataúd o cosas como esas, saben; pero más difícil, aceptar, entender que en esta vidita corta y prestada todos nos vamos a morir, a desaparecer un día, a no estar. TODOS.

Y si de verdad viviéramos con la certeza de eso, de la muerte, todo sería más fácil y, creo, nos descomplicaríamos de un montón de cosas. O nos levantaríamos todos los días con esa evidencia, la única y verdadera: si nos han puesto aquí, en este instante efímero y diminuto de la existencia, ¿por qué complicarnos en amores, relaciones y trabajo y todo eso? Sé que suena simple, pero así debería de ser.

Ah, pero, claro, nosotros, humanos, "inmortales"; programados a que la propia gratificación es el plus de toda nuestra vida, no podemos entender que en la búsqueda de la satisfacción de nuestras necesidades primarias o las más nobles -como el amor-, le podemos ir haciendo daño a las otras personas. Solo pensamos en nuestro propio daño: "te quiero, pero vos no me querés de la forma que yo espero que me querrás". ¿Y si la forma en la que vos esperás que te quieran simplemente no es la misma que el otro puede dar?

"Te quiero con mis límites, mis fronteras y mis fracasos, pero necesito que vos me querrás sin nada de eso, necesito que querrás lo poco que puedo darte, necesito que lo aceptés", parecemos decir, y nos complicamos en historias y romances en donde todos salen dañados, o por lo menos dos. Y si el otro no "acepta tu trato", él es el hijueputamalparido que te lastimó.

Igual en el trabajo, igual en la familia, igual hasta en la manera en que manejamos.

Pensaba en eso mientras salía la luna y me daba cuenta de la broma que nos ha jugado este año que pasó, en la broma de tantos años culpando al otro de tus heridas. ¿Habrá que entender, verdad?

Entender que la vida es algo que se puede terminar mañana mismo, y no andarse con asuntos de propósitos y esas tonteras; solo aceptar la responsabilidad y oportunidad que te toca de una vida mejor para vos y para todos los demás.

jueves, 26 de marzo de 2020

CuaranteCuento: 5 canciones con historias que no todos conocemos

Hello, amiguitos, hoy cumplo 12 días de mi cuarentena auto impuesta y cinco del lockdown del gobierno. Supongo que todos estamos igual, preguntándonos un montón de cosas, con miedo, incertidumbre, insomnio. Llevo estos días tratando de entender cómo organizar mi vida luego de que a raíz de esta emergencia nos quedásemos el trabajo bastante limitado. 

No se imaginan todas las ideas que he tenido, incluyendo un "reality" en stories de IG en donde iría publicando los avances de cómo van creciendo mis canas con el paso de los días  😂😂

Y, bueno, la idea final, aprobada anoche por mi insomnio, es hacer lo que mejor puedo y me gusta: contarles algunas historias interesantes todos los días. Aquí van las primeras: canciones con trasfondos bastante tristes o espeluznantes. 


1. I don't like Mondays. Bob Geldof




Bob Geldof (ya saben,  el vocalista y compositor de Boomtown Rats y que hace el papel principal en la película The Wall de Alan Parker), se enteró de esta historia mientras hacía una entrevista de radio en Atlanta, frente a él había una máquina de teletipo en la que mandaban las noticias del momento (ajá, aquellos días en que no existían las redes ni el internet), entonces fue cuando leyó acerca de Brenda Ann Spencer, quien ese lunes 29 de enero de 1979 estaba aburrida en su casa en San Diego y se le dio -para "revitalizar" el día- por disparar desde la ventana de su casa a la escuela primaria que estaba enfrente con la escopeta que su papá le había regalado unos días antes. La explicación de Geldof de cómo se le ocurrió hacer una canción de semejante tragedia es fácil:

"Estaba haciendo una entrevista de radio en Atlanta con Fingers y había una máquina de teletipo. Lo leí en cuanto salió. Que no le gustaran los lunes como un motivo para hacer algo es un poco extraño. Estaba pensando en ello en el camino de vuelta al hotel y dije 'un chip de silicio dentro de su cabeza se sobrecargó' ('Silicon chip inside her head had switched to overload'). Lo escribí. Y los periodistas que la entrevistaban decían '¿Díme por qué?' ('Tell me why?'). Era un acto sin sentido. Era el acto sin sentido perfecto y esa era la razón sin sentido perfecta para hacerlo. Así que pude escribir la canción sin sentido perfecta para ilustrarlo. No fue un intento de explotar la tragedia."


Y bueno, al parecer la canción, con mucha razón, tuvo problemas iniciales para que sonará en Estados Unidos. En el Reino Unido, sin embargo llegó a ser número uno y a ganar premios como mejor canción pop y letra excepcional. A mí, quitándole todo el trasfondo histórico, la canción me gusta. Podría decirse que hasta es una canción alegre... Hasta que, ajá, se conoce la historia. Quizás una de las peores partes de la letra es I wanna shoot the whole day down. Y permítanme decirles que en una época como la que vivimos, tan convulsionada por la violencia, no creo posible que una canción así llegara a existir... O le permitieran ver la luz. O vivir. 


2. Shiny Happy People. R.E.M


4 de junio de 1989, plaza Tiananmen, China. Un grupo de civiles desarmados intentan evitar que las fuerzas militares llegaran a la plaza donde jóvenes estudiantes y otros manifestantes, que provenían de diferentes grupos e intelectuales, protestaban contra el gobierno del Partido Comunista al considerarlo demasiado represivo y corrupto. Según la CIA la cantidad de personas masacradas ese día van entre 400 y 800; según fuentes no identificadas de la Cruz Roja China, hubo más de 2600 muertes. 


Michael Stipes, lider y vocalista de la banda, escribió la canción en respuesta a esta terrible masacre, sobre todo refiriéndose al contexto falso y a todo lo que el gobierno chino quiso ocultar. Hasta la fecha, la realidad de todo lo que pasó, aún es un tema impronunciable en china. La frase Shiny Happy People salía como eslógan en un afiche de la campaña política de Mao ese mismo año. 

Esta canción en particular me trae muchos recuerdos de mis tempranos veintes cuando teníamos una tiendita al final de la calle y a la entrada del parque. Cuando bailábamos descalzos en la calle y la vida era la maravilla que comenzábamos a imaginar. 


3. Jueves. La Oreja de Van Gogh.


Cuando vi el video de esta canción, me impactó mucho, fue una mezcla entre lindo y tristeza. La del video me pareció una historia bellísima, pero no entendía qué tenían que ver los rostros de la gente con la canción, hasta que, investigando un poco, me encontré con que la canción es un homenaje a los atentados terroristas en los trenes el jueves 11 de marzo de 2004 en Madrid.






martes, 16 de julio de 2019

Una historia con propósito y otros caminos inesperados.




























Corrían los días de los primeros años de los noventa, recuerdo que mi hermano me acompañaba, no sé por qué razón, al que fue mi primer trabajo. Es un recuerdo de un momento lindo, porque yo trabajaba allá por la Sexta Décima y atravesábamos el parque Cuscatlán con mi hermano. En ese momento yo había dejado "standby" mis tres años y medio de Derecho en la UCA, una carrera en la que no me estaba yendo tan mal, pero con la que no me sentía feliz, llena, ni realizada. La verdad es que estaba bastante confundida acerca de lo que estaba haciendo o quería hacer. Lo único que tenía claro en ese momento es que lo que más quería era escribir.

De eso hablábamos con mi hermano, cuando se detuvo en alguna sombra de los palos del parque, y, con toda la sabiduría de sus diecinueve años, me dijo:

– Mire, lo que tiene que hacer es pensar qué es lo que quiere estar haciendo dentro de diez años, ¿qué quiere? ¿En dónde se ve dentro de diez años?

– Quisiera estar escribiendo en la National Geographic y viajando por todo el mundo.

En ese momento, por una grave confusión del destino, había encontrado un camino hacia mi verdadero propósito.


Claro, diez años después, veinte o treinta; no estoy escribiendo en National Geographic ni viajando por todo el mundo, porque a veces, amigos lectores, el propósito se esconde más profundamente de lo que creemos. Y de eso vamos a hablar ahora. 

Recuerdo haber escuchado el tema o concepto de marcas con propósito en un taller de planning estratégico al que asistí hace unos seis o siete años. Para mí fue un BUM, una explosión en el cerebro, una tormenta increíble de ideas. Aunque, ni ahora, ni en ese momento era algo nuevo, muchas marcas han venido construyendo propósitos increíbles para lograr conexiones más duraderas con sus usuarios o consumidores. 

¿Por qué?

Porque encontrar y definir un propósito es diseñar un camino más concreto y directo que te lleva a donde de verdad querés estar. 


Cuando una marca ha definido bien su propósito sabe cuál es el camino que debe seguir, en qué temas debe trabajar, hacia donde quiere llegar. Tener un propósito es, digamos, la razón de existir de la marca, o para qué fueron creadas más allá del tema de vender y hacer una transacción. Siempre me encanta poner como ejemplo a Holstee, una empresa que fue creada por dos arquitectos súper existosos de Nueva York que se dieron cuenta que solo estaban viviendo para trabajar, dejaron toda su fama y fortuna para vivir una vida más "considerada" con ellos mismos, el mundo y el medio ambiente e inspirar a otros también hacerlo. 









































De igual forma, como marcas persona, es primordial encontrar nuestro propósito. Esto nos ayuda de gran manera, no solo a entender y enfocarnos en un solo esfuerzo profesional y construir una marca relevante ; sino que también a entender nuestra razón de estar en este mundo. Como dije al principio, no es fácil, pero, sabiendo profundizar con un proceso y una metodología adecuados, lo podemos lograr. 

¿Ya sabés cuál es tu propósito de marca? ¿Has encontrado el camino que debés o querés seguir?



Próximamente Coffee Break, La Coffeecina y Comunicación Intuitiva, vamos a unir nuestras especialidades para traer el programa Historias para el Cambio, la fusión de varias especialidades que te facilitarán fortalecer la inteligencia emocional, el autoconocimiento y el liderazgo con herramientas de storytelling y transmedia y que te ayudarán a encontrar tu propósito.

Para más información de este taller podés escribir a taller@mihistoria.soy


martes, 11 de junio de 2019

Escribir para publicidad, la historia de todos los días.





















Muchos creen que solo se trata de juntar palabras y escribir lo que el cliente dice, pero ser un redactor publicitario tiene su técnica, su ciencia, sus propios conocimientos.


Siempre lo digo, hay muchos copys, clientes y hasta directores creativos que no entienden que cada medio y canal tiene su propia forma de ser escrito. Hemos visto tantas veces el error más común: texto de televisión usado en radio tal cual, no le cambian ni una palabra, no le ponen ningún efecto que lo pueda volver más memorable en un medio que, como sabemos, se basa en las palabras, el sonido y la música para transmitir su mensaje; la televisión se basa en imágenes, señores, ¿ven la diferencia? O está el caso del mensaje de la imagen de televisión puesta en prensa o en vallas con la frase de la campaña… ¿Y si el consumidor no ve el anuncio de televisión? Yo, que no veo para nada televisión, ya me he encontrado vallas o mupis con mensajes tan tirados de los pelos para el medio, que te quedás ¿Ahhh?


Y tampoco se les ocurra querer pasar todo el texto de prensa al mupi, ¿o que hay de aquellos que pasan el anuncio de prensa a la página de Facebook? Con el logo y todo, sí, incluyendo el cintillo de la publicación, que al pasarlo a redes se vuelve minúsculo, diminuto. ¿Y aquellos mupis con el número de teléfono de la empresa en cuestión? En serio, ¿creen que alguien va a detener el carro o el bus para anotar ese número? 

NO, en mayúsculas.

Cada medio tiene su propio lenguaje y recursos.


Recuerdo cuando en mis primeros años como copy, mi jefe leía mis interminables textos de prensa -Hotel El Salvador, una experiencia para repetirse- y me mandaba a editarlos un millón de veces. “Aquí no estamos escribiendo poesía¨, me decía; y claro, una copy inexperta y escritora frustrada como yo, se sentía ofendida. Pero no, si quieren hacer literatura allí está el camino. La publicidad se trata de vender, y eso cuesta un montón entenderlo en los primeros e inexpertos años cuando creés tener la verdad absoluta del copy writing.

Pero no, amiguitos, no. Se requiere mucha experiencia, y mucho camino por andar para entender, por ejemplo, que pocas personas leen un copy de prensa, córtenlo hasta la medida de lo necesario. O que todos van a cambiar la estación en las primeras milésimas de segundo si su cuña de radio no tiene una propuesta que enganche desde el primer sonido, la primera sílaba o palabra. Ajá, ¿y qué me dicen de sus famosísimos virales? Eso también es aprendido, estudiado, como dicen los señores de Forbes en su artículo 6 cualidades que hacen que un video se vuelva viral

Como verán, se necesita pensamiento, estrategia… Y claro, un “master” copy. Nótese que no dije Community Manager. NO, dije un “master copy”.

Por favor, confíen en los Copys y déjenlos que hagan su trabajo. Son profesionales en eso de los adjetivos, pronombres, sustantivos, signos y puntuación. Son profesionales en las palabras.

Este es un tema largo y que da para mucho, ¿les gustaría que siguiéramos profundizando más?



lunes, 1 de enero de 2018

Pensaba en esto mientras salía la luna.

Miren, cuando uno ha vivido tanto se puede tomar la decencia de, poco a poco, ir olvidando los propósitos de año nuevo. Esos que cumplís, ¿cuánto? ¿Una semana? ¿Un mes? ¿Quince días? Ya he dicho varias veces que eso del año nuevo es una fantasía, el tiempo es relativo y por eso mismo, ¿quién nos dice que el año comienza ahora?

Todo comienza o termina cuando nosotros queramos, ¿se dan cuenta? O cuando el destino, Dios, o como quieran llamarlo quiera que termine. Desde hace varios años mi vida ha tenido que irse acostumbrando a los finales, a la muerte, llamémosle. Muerte metafórica, como cuando tenés que aceptar que el amigo dejó de ser amigo, muerte literaria, como cuando terminás un libro y te quedás preguntándote ¿y ahora qué? Muerte de las cosas, como cuando tenés que desprenderte de ese vestido que, por más que te des paja, ya no te queda... Y la muerte de verdad. He tenido que enfrentarme a la muerte de tres seres queridos y cercanos este año. Tres. Es difícil ir a una morgue, o seleccionar un ataúd o cosas como esas, saben; pero más difícil, aceptar, entender que en esta vidita corta y prestada todos nos vamos a morir, a desaparecer un día, a no estar. TODOS.

Y si de verdad viviéramos con la certeza de eso, de la muerte, todo sería más fácil y, creo, nos descomplicaríamos de un montón de cosas. O nos levantaríamos todos los días con esa evidencia, la única y verdadera: si nos han puesto aquí, en este instante efímero y diminuto de la existencia, ¿por qué complicarnos en amores, relaciones y trabajo y todo eso? Sé que suena simple, pero así debería de ser.

Ah, pero, claro, nosotros, humanos, "inmortales"; programados a que la propia gratificación es el plus de toda nuestra vida, no podemos entender que en la búsqueda de la satisfacción de nuestras necesidades primarias o las más nobles -como el amor-, le podemos ir haciendo daño a las otras personas. Solo pensamos en nuestro propio daño: "te quiero, pero vos no me querés de la forma que yo espero que me querrás". ¿Y si la forma en la que vos esperás que te quieran simplemente no es la misma que el otro puede dar?

"Te quiero con mis límites, mis fronteras y mis fracasos, pero necesito que vos me querrás sin nada de eso, necesito que querrás lo poco que puedo darte, necesito que lo aceptés", parecemos decir, y nos complicamos en historias y romances en donde todos salen dañados, o por lo menos dos. Y si el otro no "acepta tu trato", él es el hijueputamalparido que te lastimó.

Igual en el trabajo, igual en la familia, igual hasta en la manera en que manejamos.

Pensaba en eso mientras salía la luna y me daba cuenta de la broma que nos ha jugado este año que pasó, en la broma de tantos años culpando al otro de tus heridas. ¿Habrá que entender, verdad?

Entender que la vida es algo que se puede terminar mañana mismo, y no andarse con asuntos de propósitos y esas tonteras; solo aceptar la responsabilidad y oportunidad que te toca de una vida mejor para vos y para todos los demás.


lunes, 4 de diciembre de 2017

Voy a hacer café fuerte y me lo voy a tomar sin azúcar















Me voy a comer todos los muffins que me de la gana.
Voy a aceptar todos los trabajos que me ofrezcan.
Voy a dejar los trabajos que me piden que deje.
Voy a decir no cuando quiera.
Voy a tener un fin de semana que no tenga nada que hacer.
No me voy a sentir mal por no comerme la ensalada ni las verduras
Un día voy a dormir hasta las diez de la mañana.
Otro día voy a comer carne grasosa y deliciosa.
Y al otro me voy a emborrachar 
y a bailar sobre una mesa 
y a cantar en un karaoke 
y a leer una carta con dedicatoria adentro de un carro

De ahora en adelante voy a hacer lo que me de la gana. 
Quiero ser yo misma.

viernes, 1 de diciembre de 2017

Querida YO de diecisiete años

Te escribo desde la lejana distancia de muchos años que han pasado para contarte que te tengo varias noticias. Muchas de ellas buenas, otras, tal vez no te parezcan por ahora, pero dejame explicarte, la vida no siempre resulta como uno espera, pero te puede dar sorpresas…

Primera noticia: no, no vas a ser bailarina profesional como lo querías, aunque tu maestro uruguayo esté muy emocionado con tu performance y quiera que volvás a ballet clásico para que tomés postura; no, no vas a continuar, con la excusa de tu madre de que necesitás tiempo para tus estudios universitarios que estás por comenzar. Claro, vos vas a saber que las razones de ella son otras, una historia larga, que algún día vas a entender.
Yo sé que vas a guardar resentimiento por algunos días o meses, pero, querida, desde aquí puedo asegurarte que vas a bailar toda tu vida, y nunca vas a dejar de hacerlo y nunca vas a perder la oportunidad de aprender un nuevo ritmo, vas a bailar hasta subida en las mesas; enseñarle a bailar al que será el hombre de tu vida (hey, hey, esta es otra historia) va a ser uno de los mejores momentos de tus veintes.

Segunda noticia: por alguna razón que, ni aún ahora logramos entender, vas a seleccionar la carrera equivocada en tu vida, vas a estudiar Leyes con vestido sastre y tacones altos, vas a estudiar tres años y medio de una carrera con derechos penales y procesales penales y  con teorías del estado y derechos civiles y procesales civiles y mercantiles. A tus 17 años no lo vas a saber, pero ahora te digo: todos los caminos, todo lo que hagas, te llevan a convertirte en la persona que querés ser o la que vas a llegar a ser, no importa todas las veces que te equivoqués, yo sé que vas a aprender a sacar los mejores aprendizajes de los errores, te vas a volver experta en eso.

Tercera noticia: y por favor no te vayas a reír, te vas a casar y a tener hijos. ¿Te seguís riendo? Yo sé lo que pensás en este momento acerca de estas cosas, la hueva que te da andar de una a otra relación y tener que adaptarte a un tipito que aún le falta mucho por andar y que no sabe ni siquiera quién es Pink Floyd, ay, y los dramas de las rupturas y el cherito medio bolo llorándote en una fiesta. Yo sé que vas a preferir estar sola los mejores años de tu vida, la soledad está bien, te va a enseñar muchas cosas, particularmente a tener paciencia, a conocerte mejor, a saber –por lo menos- qué es lo que no querés, a entender que no es necesario estar con alguien solo porque los demás andan emparejados. Y ajá, así, el día menos esperado se va a cruzar por tu camino el que -en ese momento no vas a saber todavía- será el hombre de tu vida. Y que te quede bien claro desde hoy: casarte y tener hijos no te va a quitar ni un solo pedazo de tu vida, y aunque no lo creás y de verdad te convirtás en una mamá irracional, vas a lograr criar tres hijos que van a ser una maravilla.

La cuarta noticia de verdad es algo triste, pero es algo que tenés que saber, sí tus papás van a morir, y sí, te va a doler un montón, no te imaginás cuánto, no te imaginás cuántas horas vas a llorar en un hotel de un país lejanísimo cuando sepás lo de tu papá, no te imaginas cómo te vas a sentir de pequeña cuando tu mamá se vaya y cuánto tiempo los vas a buscar en tus sueños, pero, hey, nos sentimos tan inmortales y dioses, que no nos damos cuenta de eso, nadie es eterno, ni siquiera nosotros, necesito que sepás eso, para cada momento en que tengás que decirle adiós a alguien, y con adiós me refiero también a los otros adioses, a todos los adioses que vas a tener que decir en tu vida. Por favor, aprendé a desprenderte, como dijo Cerati: saber decir adiós es crecer.

Cuarta noticia: no, a estas alturas todavía no has publicado ni un libro, hey, no te vayas a convertir en un José Saramago y se te vaya a ocurrir salir con un libro a tus sesenta años, aunque, ajá, todavía tenés mucho tiempo para eso. No vayas a parar nunca de escribir, eso nos va a llevar a ser lo que somos, lo que soy, eso te va a traer hasta aquí, hasta el momento en que estamos escribiendo esto con todo el aprendizaje del pasado, con todo lo que todavía nos falta por aprender.

No dejés nunca de escribir, de querer saber, de aprender, de soñar en lo que querés… Y cuando ya hayas escrito demasiado, cuando ya hayas aprendido demasiado, sé capaz de entender que todavía te falta mucho, pero que de nada sirve todo lo escrito, todo lo aprendido; si no lo compartís, si no sos capaz de detenerte  a escribir una carta a tu yo de 17 años y decirle que le espera una vida extraordinaria, y hey, que todas las preguntas que ahora tiene se las va a contestar la vida misma, todas las preguntas que ahora tenés, querida yo de 17 años, solo te las va a contestar el tiempo y los riesgos que decidás tomar.

No vas a ser bailarina, pero vas a bailar toda tu vida; no vas a seleccionar la carrera adecuada a la primera, pero eso te va a llevar a entender lo que querés ser en tu vida; vas a saltar de una relación caótica a la otra, pero eso te va a dar la inteligencia para saber reconocer cuándo es la relación adecuada; vas a tener que desprenderte de tanto, pero eso te va a hacer más fuerte…

Te aseguro que uno puede hacer de la vida lo que uno quiera, no tengás miedos ni dudas, tené paciencia y determinación, yo te espero aquí, mirá, con los brazos abiertos.

(Como parte de mi clase de Redacción II en la Mónica Herrera mis alumnos escribieron una carta a su YO de 35 años, este fue mi ejercicio al contrario. Claro, no tengo 35 años... Pero bueno, alguna vez tuve 17)