domingo, 16 de noviembre de 2014

I Don't Like Mondays

de cómo se llega a una cosa por otra
o las canciones más espeluznantes de la historia

Pues que hace unos meses descubrí esta revista que se llama Eleanor Rigby, que trata de uno de mis temas favoritos: música. La música es cultura, dicen, como lema. Y por si les interesa saber un poco más, el sitio es de los mismos creadores de Cultura Colectiva. En fin. andaba husmeando por sus playlists, temas y páginas; cuando llegué a este artículo que se titula Esta Canción Podría Matarte, que habla, particularmente de la canción Gloomy Sunday y la historia de muerte y suicidio que la rodea. Hay muchas versiones de la misma. La primera vez que yo la oí, fue en la de Roy Orbison, pero fue más conocida por la versión de Billy Holiday, también hay una de Björk... Y les dejo aquí la de esta niñita en Noruega Got Talented para bajarle un poco a la depre de la canción:



El asunto es, que al final se menciona esta otra canción de Bob Geldof (ya saben el de Boomtown Rats y que hace el papel principal en la película The Wall de Alan Parker), la que se llama I Don't Like Mondays y la cual he cantado o he "estribillado" varias veces en la vida y de la cual hace algunos años me enteré de la historia detrás. Resulta que una jovencísima Brenda Ann Spencer (tenía apenas 16 años) estaba aburrida ese lunes 29 de enero de 1979 y se le dio -para "revitalizar" el día- por disparar desde la ventana de su casa a la escuela primaria que estaba enfrente con la escopeta que su papá le había regalado unos días antes. La explicación de Geldof de cómo se le ocurrió hacer una canción de semejante tragedia es fácil:

Estaba haciendo una entrevista de radio en Atlanta con Fingers y había una máquina de teletipo. Lo leí en cuanto salió. Que no le gustaran los lunes como un motivo para hacer algo es un poco extraño. Estaba pensando en ello en el camino de vuelta al hotel y dije 'un chip de silicio dentro de su cabeza se sobrecargó' ('Silicon chip inside her head had switched to overload'). Lo escribí. Y los periodistas que la entrevistaban decían '¿Díme por qué?' ('Tell me why?'). Era un acto sin sentido. Era el acto sin sentido perfecto y esa era la razón sin sentido perfecta para hacerlo. Así que pude escribir la canción sin sentido perfecta para ilustrarlo. No fue un intento de explotar la tragedia.



Y bueno, al parecer la canción, con mucha razón, tuvo problemas iniciales para que sonará en Estados Unidos. En el Reino Unido, sin embargo llegó a ser número uno y a ganar premios como mejor canción pop y letra excepcional. A mí, quitándole todo el trasfondo histórico, la canción me gusta. Podría decirse que hasta es una canción alegre... Hasta que, ajá, se conoce la historia. Quizás una de las peores partes de la letra es I wanna shoot the whole day down. Y permítanme decirles que en una época como la que vivimos, tan convulsionada por la violencia, no creo posible que una canción así llegara a existir... O le permitieran ver la luz. O vivir. 

martes, 26 de agosto de 2014

insomnia

¿Cuántos mundos se podrá componer en un insomnio?

Mientras doy vueltas y vueltas y vueltas pienso en tonteras que solo sos capaz de pensar a esas horas, en los problemas de otros, en tus problemas, en cómo resolver tus problemas, en cómo resolver los problemas de otros, en que necesitás de alguien para resolver los problemas de otros y así... Infinitamente. Y la ocasión sirve para arrepentirte por enésima vez de no haber comprado la melantonina, sí, esa droga aprobada y natural que te ayuda a dormir, y te arrepentís de cosas que solo se pueden pensar a la una de la madrugada y en condiciones de insomnio, y todos los monstruos interiores se vuelven más feos, más odiosos, más odiados y se pasean con vos en los oscuros rincones de la noche, en los interminables silencios insondeables y profundos, en la luz de los relámpagos que iluminan el cuarto cada tantos minutos. Un antialérgico al menos. Un antialérgico. Un antialér...

El despertador suena a las cinco. ¿Las cinco ya? ¿Tan rápido? Todavía es de noche.

El café suena y huele a felicidad saliendo de la cafetera, el café amargo y oloroso.


domingo, 3 de agosto de 2014

Sangaree o Sangría, sírvasela usted

Sangría tiene traducción al inglés: sangaree. El Concise Oxford Dictionary4 la considera palabra de origen español, con los significados de bebida fría de vino rebajado con agua y especiada y de bebida de limonada y vino tinto. En Estados Unidos normalmente se usa el xenismo sangria.5 En cuanto a la etimología de la palabra, según la revista Muy interesante, la palabra sangría, aunque proviene de sangre. Parece ser que fueron los ingleses los que pusieron de moda esta bebida a mediados del siglo XIX.6



No recuerdo desde cuando preparo mi famosísima sangría. Sí, es famosa, en serio... ¿Por qué no voy a decirlo? Además de famosa, deliciosa. He visto caer gentes en mi casa, engañados por su dulzura y sabor. Pero bueno, sigamos con el tema. 

La receta yo la conseguí en internet. No me pregunten cuándo ni dónde. Ahora la hago de memoria y lo que van a necesitar es lo siguiente:

Para tres litros de sangría:

Un litro de vino tinto (no es necesario que sea tan fino, puede ser de ese de caja)
Dos litros de jugo de naranja (natural, por favor)
Tres o cuatro manzanas rojas (dependiendo si quieren mucha o poca fruta)
Dos rajas (grandes) de canela
Nuez moscada y azúcar al gusto
Mucho hielo a la hora de servir




Pues, sencillo: lo que tienen que hacer es mezclarlo todo. Y, por favor, prepárenlo por lo menos la noche antes a que lo vayan a servir, así al momento de disfrutarlo, las frutas han absorbido el vino y la canela y nuez moscada le han dado un sabor muy particular a la Sangría. Eso sí: para que nadie vaya a tener la molestia de que le caiga la raja de canela completa en su vaso; retiren esta antes de servir. Creo que no tengo que aclarar: las manzanas van picadas bien finas. Tengo otra versión con manzanas verdes que se hacen  en "rodajas", es decir, partiendo la manzana en ruedas horizontales bien finas. Lo lindo de hacerlo así es que, además que la fruta no estorba tanto dentro del vaso, el centro de la manzana forma una flor y se ve bien bonito. Bueno, a mí me parece lindo. :)

Sea cual sea la cantidad que vaya a preparar el principio es DOS MEDIDAS DE JUGO DE NARANJA POR UNA DE VINO. Hay personas que le agregan agua mineral, 7 Up o Sprite. A mí no me gusta así, pero allí vean ustedes.

Luego está mi versión con vino blanco y jugo de mango, alguien me dijo que le llamara Mangría. La misma medida de todo.

Y bueno, con este calor que nos manejamos, cae muy bien.

martes, 22 de julio de 2014

Nunca sentí esto con nadie.

Pequeños y pequeñas que visitan este su humilde blog: solo he venido aquí para recordarles o afirmarles, digamos; que cuando están en una relación y el objeto de su afecto les dice "nunca sentí esto con nadie", no es un piropo o algo parecido... Y, ah, sí, siempre-siempre (SIEMPRE, dije) se los van a repetir, a subrayar, a recalcar... Sobre todo cuando realmente no hay mucho que decir.

Pero sepan: "nunca he sentido esto con nadie" no es la frase más novedosa que alguien haya podido inventar o decir o crear.

NUNCA HE SENTIDO ESTO CON NADIE
es una verdad absoluta e irrefutable, amiguitos.
Es científico ¡¡Nunca nadie va a sentir lo mismo con alguien!!

¿No sé si me explico?

En todo caso pueden decir algo más original como: ningún libro de texto de sicología o teoría del acercamiento espiritual y emocional entre dos personas tiene la capacidad para explicar lo que siento por vos. O tal vez: estar contigo es como estar presente en el fin del mundo.

Nada... Solo son ideas.

sábado, 12 de julio de 2014

Reflexiones a la hora del café.





















La paz mental es una cosa sagrada y debería ser delito atentar contra la misma. En mi cabecita Sagitario sin remedio, siempre he sido pacifista, tolerante y tiendo a "sobrequerer" a la gente. Soy capaz de aguantar agravios, malos tratos y desdenes de parte de alguien por el solo hecho de quererlo-a. Pero sí, como todo en esta vida, hay niveles.

Reflexión 1. Humanos, que la tolerancia y buena onda no los lleve a la pendejez. YA BASTA.


Nosotros, humanos, mortales y simples; tendemos a preocuparnos por cada cosa... Yo sé, yo sé. Tenemos necesidades. Deudas que saldar. Gastos que hacer. Pero, beibes, que la preocupación más alarmante de "vuestros" viernes sea que no han pagado y ya no tienen pisto para comprar cervezas es bastante triste, mientras los niños de Gaza están preocupados por que no les vaya a caer una bomba o haya mujeres en El Salvador que trabajan 20 horas diarias y reciben alrededor de 2-3 dólares por ese trabajo...

Reflexión 2. Lo dije el sábado en Instagram: uno se lamenta por su vidita, mientras otros tiene problemas de verdad, problemas serios, tristes, y, a veces, sin remedio.


Hablando de los niños de la Franja de Gaza...  Mientras escribo esto, Israel anunció que iniciará una invasión a Gaza en algunas horas. Al mismo tiempo el mundo mira un partido de fútbol (el MUNDO, dije) y la preocupación más grande en estos momentos es si Robben está inventando penales otra vez o no.

Reflexión 3. Como dice un querido compañero de trabajo: el fútbol es el mismísimo anticristo. 


Después de haber hecho las dos reflexiones anteriores, ya no podría hablar de la cuarta que se trataba de una cosa tan vana y egocéntrica como lo bien que se siente salirse un día completo de la oficina e irse a brainstormear en otro lugar y con otras gentes. Otras gentes que se emocionan igual que vos de "pilear" aunque sea incoherencias e irse a caminar por las calles de Tecla y comprarse sorbetes de carretón y comprar pan dulce de la calle... Y así.

Reflexión 4. Hubiera dejado esta reflexión para el principio. 

lunes, 7 de julio de 2014

Ejercicio de desbloqueo de una noche de verano.

Escribir. Escribir aquí, allá o más allá. Pero escribir. Decir algo. Algo porque sí, como hacen todos hoy en día. Algo sin sentido, digamos. Como que el cielo no es azul desde hace días, semanas, meses. Como que no siempre podés tener lo que querés. Como que el sol no sale para todos o al menos eso parece. Escribir sin ver el teclado, con la mirada fija en la pared, que a esta hora es de color indefinido, escribir viendo los lomos de los libros. Camino de Hormigas. La Trilogía de Nueva York. Salvajes. El Hombre Ilustrado. Appunti di Viaggio. Escribir. Escribir aunque sea los nombres de los libros. Saber que eso no te va a llevar a nada. Solo a gastar palabras. A matar el tiempo. A creer que estás haciendo algo relevante. Escribiendo sin sentido ni nada. El cuchito Viena 2015, parado en una esquina del escritorio. Los caracoles y conchas de mares lejanos y olvidados. Las tristezas y oscuridades de un mundo extraño. Los dolores para los que no estabas preparada. Tratar de escribir dolores dos veces y que las dos veces se escriba colores. Colores que no son. Odiar los calendarios. Odiarlos porque no los necesitás. Odiar que te recuerden que es ese día de julio. Que es esa noche de julio. De otro julio y otro tiempo. Escribir. Escribir. Escribir. Escribir porque así se preparan tus dedos y cerebro para escribir otras cosas más relevantes. Escribir como ejercicio. Como deuda interminable. Escribir porque es lo único que queda. Tirar palabras por allí. Tratar de darles sentido. Hilvanarlas. Tejerlas como enredaderas en el cerebro. Imparables.


(Que los hijos te interrumpan con sus dramas precisamente cuando las palabras se habían vuelto imparables)


Volver a retomar las palabras imparables después de haber escrito el párrafo anterior, como un hechizo, como un conjuro. Llamás a las palabras y vienen. Acuden porque para eso fueron hechas. Para decir. Para nombrar odios si es posible. Para atormentar humanos que no conocen el significado de cosas como baladí, intrincado, parsimonioso, escaramuza... Las palabras no mienten ni te abandonan ni te dejan a un lado. No necesitás que te entiendan. Solo que estén allí cuando las necesitás. En la punta de tus dedos. En la punta de tus pensamientos para no sentirte sola. Para no sentirte a medias toda la vida. Para no seguirte preguntando.

"Estoy buscando una palabra, busco un nombre a través del tiempo, busco un ancla que me amarre, que me tenga y me deje quieto..."

Escribir. Pensar. Preguntarse. No contestarse nunca. Que nadie conteste nunca. No saber quién sos. Que Chopin suene de fondo como si a nadie le importara. Que las palabras sigan cayendo porque para eso fueron hechas. Para decir. Para caer. Para nombrar. Para romper los silencios que nadie quiere.

Escribir como presagio.

Escribir como como si nada.

Escribir como condena.

lunes, 9 de junio de 2014

Tchaikovsky, el concierto No. 1 y el sonido de eso que están hechas las relaciones.

Sí, todos llegamos a Tchaikovsky por el Cascanueces. Una de las composiciones más escuchadas de la historia. Luego de eso pasamos a la Bella Durmiente, El Lago de los Cisnes y sí, la obertura 1812, inmortalizada en el silbido del profesor Keating, ajá Robin Williams, en la Sociedad de los Poetas Muertos.

La épica obertura 1812, que, ya saben, cuenta la historia de la Batalla de Borodino, en la cual los rusos combatieron y abatieron las tropas de Napoleón, no fue la composición más querida de Tchaikovsky. De hecho, la odiaba: "Muy fuerte y ruidosa y completamente sin mérito artístico, obviamente escrita sin calor o amor", dijo él mismo de su obra. Cuentan que cuanto más éxito tenía su obertura sobre sus sinfonías, conciertos y música de cámara, Tchaikovsky más se convencía de que el mundo no había entendido su arte. Pero, vayan ustedes a saber, la 1812 es amada, supongo por su heroicidad. ¿Quién no se ha emocionado con los cañones retumbando en uno de los momentos más gloriosos de la música? Yo sí. ¿Quién no ha querido aplaudir con las campanas doblando al final?

Pues que, para el resto de nosotros, como dicen por allí, la 1812 es para ser disfrutada en todo su ruidoso y vulgar esplendor.

El asunto es que -y no quisiera hablar aquí de mi otro ídolo musical del cual ya he hablado aquí y aquí-, pero a Tchaikovsky -tal vez- lo admiro tanto como a Beethoven. Muchas veces, en mi escaso conocimiento musical, he llegado a pensar que tuvo un genio tan grande como el de Beethoven o Mozart, y al que no se le ha dado el mérito que ellos tuvieron y siguen teniendo como dioses de la música.

Solo habría que recordar que, adelantándose a su época, escribió el soundtrack para que Natalie Portman se ganara un Oscar.

¿No les pasa que hay que hay momentos en los que ninguna canción ni melodía sirve para el soundtrack de su vida? A mí me pasa, y cada vez que eso sucede vuelvo al querido Tchaikovsky, quien a mis simples y tempranos veintes trataba de explicarme o de advertirme -digamos- que cada relación, cada amor de mi vida -si les queremos llamar así- vendría con sus altos y bajos, con sus violines dulces, con sus agónicos golpes en el teclado, con sus cadencias de cuerdas, con sus crescendos de orquesta sinfónica.

Con su Concierto para Piano y Orquesta No. 1



He de decir, que el querido Tchaikovsky comenzó a advertírmelo desde ese día de junio de hace tantos años, cuando en la inadecuación de mis recién estrenados veintiún años, me senté sola en la segunda fila del Teatro Presidente a escuchar su concierto en manos de una pianista polaca de cuyo nombre no me acuerdo. En ese momento no lo sabía, no había vivido tanto como para entender que si el amor tuviera un fondo musical, sería ese. Que una relación, podría resumirse en esos treinta y cinco minutos, con su emoción, felicidad, algarabía, con sus pausas para respirar, con sus conmociones y golpes de teclas. Con sus desesperaciones. Como todo.

No sabía todo eso cuando me senté sola en esa butaca. Sí sabía que el estómago me podía dar vuelta con cada conmoción del pianista, que podría entrar en estado catatónico muchas de las veces que la oyera, que iba a escuchar y ver toda versión que estuviera disponible...

Luego se va aprendiendo otras cosas de una melodía como esa. Se va aprendiendo junto a todos los finales que llegan en la vida.

domingo, 25 de mayo de 2014

#LasCancionesMásFelices del mundo.

Según la @Florsypower
(En inglés)

La música nos puede llevar a muchas partes. Nos puede llevar a donde queramos. Ya saben lo que dicen: que el secreto -que no es tan secreto- de todo eso son las ondas. Las ondas que llevan la música por todas partes y que pueden afectar el cuerpo y el cerebro, que también funcionan por ondas, ajá, las ondas cerebrales, eso, los latidos del corazón también son ondas. Ya dije la palabra ondas muchas veces en este texto. Pero no importa, quiero dejar bien claro el punto y tengo un libro muy bueno que habla de eso y se lo presté a alguien en un arranque de generosidad, pensando que ese alguien se iba interesar por mi interés en convertirlo en una persona más sabia respecto al tema de la música, pero resulta que tiene el libro guardado en su librera... Que se ve bien chivo allí. Dice.

En fin. La música es una maravilla, y les diré, que aquellos que no pasan de atormentarse los oídos y las ondas cerebrales y los latidos del corazón con horrible y sin sentido reaggetton no saben lo que se están perdiendo.

Y que el asunto no era contarles toda esa historia, sino que, ajá, explicar por qué y cómo es que la música nos puede llevar a diferentes estados de ánimo y en este caso en particular al estado de ánimo llamado felicidad.  Claro que también tiene que ver con lo que dicen las letras y, en algunos casos con los recuerdos relacionados a esa canción...

Así que ya que ando en un mood de sospechosa euforia, me dediqué a hacer un playlist de las canciones más felices de la historia del mundo... O al menos de mi mundo. Y, oigan, muchos no acordarán en que esta lista sea la mejor o más acuciosa, pero, hay que tomar en cuenta que el ritmo de mis ondas cerebrales es diferente a las del resto de mortales, supongo. Verán, mucho de esto me lo estoy inventando así que vamos mejor a la lista:


1. You're my first, my last, my everything / Barry White





You're like a fresh morning dew on a brand new day.

Quizás en alguna parte de mi subconsciente esta canción me remonta a mi temprana infancia, esa época feliz cuando no había preocupaciones ni nada de qué lamentarse. Y supongo que también me remonta a la época feliz en que Robert Downey Jr. salía en Ally McBeal y bailaba esa canción en un baño. Verán, la intro, que dura alrededor de 30 segundos, es una de las anticipaciones que más sonrisas ha puesto en mi vida... He bailado esa canción en la fiesta navideña de la agencia desde hace más de 10 años -sí, en todas, ya es una tradición-... Ah, sí, se me olvidaba contarles: en mi temprana infancia uno de mis hermanos mayores bailaba disco en la tv y nos "ocupaba" a mi hermana y a mí para ensayar. Sí, puedo bailar disco, beibes. La letra, el crescendo de la canción, la melodía, los lalalaaaa, lalaaaaaa, lalaaaaaaa; la vuelven, de verdad, la canción más feliz del mundo. ¡Y que nadie diga lo contrario! No se atrevan. :)

2. Shiny-Shiny / Haysi Fantaysee 




Good times come to me now...

Cariños queridos, creo que nadie, aparte de mí, se acuerda de esta canción de los 80's. Haysi Fantaysee ya de por sí es un nombre feliz. Ellos dos mismos, cantando y bailando en lo que parece un video sacado de la pista de un circo -recuerdo que la gente hacía el chiste de que la chera tenía puesto un cinturón de castidad-, y una melodía que por momento parece tonadita de película de vaqueros; la vuelven una de las cosas más divertidas que pudo haber existido en la vida. El "good times come to me now" del inicio es como un conjuro.



3. Lights Out / Peter Wolf




What can I do, all I need is to dance with you.

Peter Wolf fue el vocalista de J. Gails Band, que tuvo sus inicios en los 70's y bastante éxito a principios de los 80's con canciones con temas muy "profundos" como Centerfold o Love Stinks. Vayan ustedes a saber por qué, a los principios de mi adolescencia yo cantaba love stinks, yeah, yeah, y el video era uno de mis favoritos en la tv... Seguramente habrá sido una profecía "And so it goes, till de day you die, this thing they call love, it's gonna make you cry." Y bueno, a mí me gustaba en demasía Peter Wolf. Quizás por eso cuando sacó Lights Out como solista, me emocioné y verlo bailar -con esa forma tan particular de bailar que tiene o tenía- en ese video me causa una felicidad solo comparable con el primer café en la mañana.


4. Kiss / Prince



I just want your extra time and your kiss, yes!

Prince también me remonta a una época feliz: la escuela de danza con mallas y leotardos negros y tardes interminables con Hugo Bordón, el maestro uruguayo de ballet, que me llamaba Floretta, y con quien nos amamos mutuamente. Mientras el mundo se desbocaba por admirar a Michael Jackson, yo admiraba a Prince, siempre me pareció mucho más creativo e original que el otro *le caen piedras de los admiradores de Jackson*. Esta canción en especial, cada vez que la escucho me dan ganas de levantarme a bailar y que el tiempo se detenga y que no se acabe nunca.


5. Raise your glass / Pink



So raise your glass if you are wrong in all the right ways.

Pues, que mi querida ídola musical tiene esa maña tan particular de escribir letras fuertes, actuales, que llegan al corazón y a la razón. La amé desde que apareció allá por el 2001 con Get This Party Started y la sigo admirando ahora, porque solo ella sabe cómo decir las cosas de una manera tan hermosa como Just Give Me a Reason o Family Portrait. Digamos que Raise Your Glass es un himno. Un mensaje feliz para todos los marginados, para todos los que estamos equivocados de la manera correcta. Cheers!!



6. Dream a little dream / Cass Elliot 







But in your dreams, whatever they'll be, dream a little dream of me. 

No recuerdo en qué momento apareció esta canción en mi vida... Lo que sí sé es que se convirtió en tema de muchos momentos lindos y se la he cantado a alguien alguna vez porque era feliz... Y contra eso, no hay nada que se pueda hacer. No es una canción de felicidad eufórica como muchas de las que conforman esta lista. Es más bien una canción de felicidad suave, tranquila, pausada; como muchas veces suele ser la felicidad cuando uno está completo. La canción apareció por primera vez en 1931 y quizás sea de las más versionadas en la historia, la han cantado desde Louis Armstrong hasta Robbie Williams... Hay una versión muy deprimente de Zoey Deschanel que no les recomiendo. Pero quizás la que me da felicidad y por la cual la canción es más conocida, es la versión de Mama Cass Elliot. La voz de ella es hermosa. Es un arrullo.




7. Danza Húngara No. 5 / Johannes Brahms




Pues que al parecer, Brahms se peló para su época, porque según veo y siento, sus Danzas Húngaras eran tan bailables y estaban llenas de una euforia poco convencional para esa época. La más conocida de todas, la Número 5, la bailé en kinder vestida de gitana, con panderetita y todo lo demás. Aunque no lo crean, esta melodía también ha sido muy versionada, según dicen, Brahms la escribió originalmente para piano y luego fue orquestada, pero, claro, la versión para violín de David Garret es de las más felices que hay, y luego está la versión con bandoneón de Martynas que es una alegría para el corazón... Pero, si me dejan escoger, me sigue alegrando más, mucho más, la versión orquestada. 



8. Walk Like a Man / The Four Seasons en versión Heart and Souls + Robert Downey Jr.



oo woo-oo-oo oo woo-oo-oo (wop wop wop wop) oo woo-oo-oo oo woo-oo-oo

Y resulta que, ajá, Los Four Seasons tienen demasiadas canciones felices como Sherry, Big Girls Don't Cry, Can't Take my Eyes of You... Y la que nos compete en esta ocasión: Walk Like a Man. Digamos que la canción de por sí ya es muy feliz, pero si ustedes le agregan el toque de que Robert Downey Jr. la cante y baile en la escena de una película; pasa a ser el colmo del júbilo y regocijo. Bailemos...


9. Tubthumping / Chumbawamba 



He drinks a whisky drink, he drinks a vodka drink, he drinks a lager drink, he drinks a cider drink... He sings the songs that remind him of the good times, he sings the songs that remind him of the better times.

Esta canción la bailamos, la gritamos, la saltamos, nos la golpeamos tantas veces y tantas noches en las fiestas y reuniones en mis primeros años en Apex. Una época feliz, sí, cuando todos rondábamos las mismas edades y compartíamos pensamientos, gustos y sueños. Tubthumping era el himno de aquellos días y cuando comenzaban las primeras notas y palabras "we'll be singing..." y eso, la mara enloquecía, alzaba sus vasos y botellas. Y la euforia se apoderaba de los cuerpos. Alguna vez salió más de alguno golpeado. En otra fiesta hubo una mesa quebrada. ya no hacen a la gente ni a las canciones así. You're never going to keep me down. NEVER, dije. 


10. Shiny Happy People / REM


Everyone around, love them, love them, put it in your hands, take it, take it... There's no time to cry.

"Esta historia trata de andar pasaditos los veinte, creerse la dueña del mundo, la verdad absoluta, la noche, el futuro, y los pocos amigos que uno tiene. Trata del descubrimiento de uno mismo junto a otros que descubrían lo mismo, o se creían que estaba descubriendo lo mismo o vayan a saber. Se trata de semanas largas con sus noches más largas todavía, cuando el alcohol no era suficiente, mucho menos las cosas que contar y compartir con la gente que te llenaba la vida de eso... Vida. Y trata del viento y sentirte tan libre que más libertad no era posible y de salir y caminar y hablar y emborracharte hasta llorar o morirte de la risa o las dos cosas al mismo tiempo. Trata de las preguntas que uno se hace a esa edad, de lo que se trata de entender, que no era lo mismo que se trataba de creer. Y las miradas de los que crecían y creían con vos. Y los amaneceres de año nuevo, de navidad, de los cumpleaños y tener cualquier excusa para celebrar o no. Y ser tan libre. De eso trata. De repente las canciones vuelven a sonar y los recuerdos se llenan de verdadera shiny happy people bailando descalza en una calle equis o un parque equis o la colonia equis en donde vivías."

(Para el post original, podeís ir aquí)

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Para el playlist en Spotify:


No encontré por ningún lado Shiny-Shiny ni Lights Out, se las debo.

Y eso es todo. Iba agregar Need You Tonight de INXS, The Beds Are Burning de Midnight Oil, How Do You Do de Roxette, Feeling Good de Nina Simone, pero tal vez dan para una segunda parte de este post. Solo quiero aclarar que las canciones no están en ningún orden específico de preferencia, las fui poniendo tal cual las fui recordando. Tal vez sí la de Barry White sea la número uno de mi lista. Pero no estoy segura, podría ser la de Chumbawamba o la de REM. Quién sabe. 



domingo, 11 de mayo de 2014

Conmemoraciones

Antes yo era una persona especial. Me sabía de memoria (todavía me los sé, esas cosas no se borran jamás) las fechas de cumpleaños de mis amigos (y hasta de mis no tan amigos) e iba por la vida siendo la primera en llamar por teléfono o pasar dejando el respectivo abrazo o regalo... Me gustaba mucho, demasiado, hacer regalos. Me gustaba hacer regalos bien pensados y comprar los papeles y listones para envolverlos yo misma. De hecho, una Navidad seleccioné por más de un mes los regalos para mis compañeros de trabajo, cada uno de esos regalos fue escogido pensando en los gustos y aficiones de cada uno de ellos. Hacía vídeos, mandaba fotos, recordaba momentos, canciones, colores. Era capaz de recordar hasta como estaba vestida cuando conocí a tal o cual persona (de hecho todavía lo recuerdo, ya les dije, esas cosas no se olvidan), qué canción sonaba, cómo estaba la temperatura de la arena cuando iba platicando con el enamoradito de los 17 años. Y así.

Como les dije: era una persona especial.


Siempre fui del tipo que le daba un poder casi mágico a los recuerdos y a los objetos, fechas, música y olores relacionados con ellos. Era del tipo que hacía referencias como "caía una lluvia suavecita", "el cielo estaba más azul que nunca", "sonaba tal canción de Leonard Cohen", "amanecía y el suelo estaba lleno de colillas de cigarros", "el día que te conocí llevaba una camiseta morada, un jeans desteñido y el pelo salvajemente suelto"... Esas cosas, saben. Esas cosas que hacen que la vida valga la pena y sea memorable.

Y entonces, cada recuerdo se volvía una conmemoración con la representación simbólica del objeto, canción, ropa o cualquier cosa que pudiera representarlo. Oh, sí, cariños, a los 17 años le pedí a mi madre que me ayudara a bordar unos pañuelos con las iniciales del enamoradito que había conocido en la playa, otra vez hice un disco con todas las canciones que habíamos intercambiado otro chero y yo y se lo regalé para un cumpleaños... Otra vez escribí a mano -sí, a mano, en un cuaderno vintage y con una plumita especial comprados ex-profeso para la ocasión- todas las cartas y "comunicaciones" que habíamos tenido con este otro tipo. Pasé casi quince días escribiendo a mano, saben, era bastante la comunicación que habíamos tenido en una relación que tuvo que terminar trágicamente a los ocho meses -lo de "trágicamente" es una exageración para darle más drama a este relato-... Y entonces, cada conmemoración, alegre o gris, se me iba llenando de canciones, objetos. Melodramas, si quieren llamarlo así.
Pero -sí, siempre tiene que haber un pero en cada historia importante-, llega un momento en que te das cuenta de que ser especial no te lleva a ninguna parte, mucho menos cuando los otros, los del otro lado, el de los pañuelos, el disco y el librito escrito a mano; no le dan el mismo valor que vos. O al que llamás por teléfono todos los años para felicitarlo por su cumpleaños ni siquiera se acuerda del tuyo... Y dice una persona que conozco, que uno no debe hacer ese tipo de cosas esperando algo de regreso, que sino, no tiene gracia. Pero vieran que después de tantos años y conmemoraciones sin sentido; uno pierde la fe en la humanidad. Después de transferirle a un objeto tanto significado y dárselo al otro para que no lo reciba con el mismo entusiasmo y pasión y entrega con el que vos lo hiciste; no tiene sentido.


Y uno deja de ser especial.

De un día a otro.

Y empieza a tirar los recuerdos por la ventana.


viernes, 11 de abril de 2014

En este capítulo: sácame de aquí.

No sé ustedes, pero yo tengo esa tendencia a "trabarme" en una canción por mucho y mucho y mucho tiempo. ¿Alguna vez les he contado la historia del día que infatuada por una melodía la grabé todas las veces que cabía en un cassette de 90 minutos? -sí, cassette, esas cositas de cinta para oír música y que ya no existen-. Fue hace muchos años -obvio- era adolescente y... Ya saben cómo son las cosa a esas edades. Cuando conocí a Damien Rice y a The Blower's Daughter, en una depre, la oí por alrededor de una hora mientras pensaba o trataba de recordar si había odiado a alguien en la vida -conste, era una tarea que me habían dejado.

En fin. Sé que muchos de ustedes lo han  hecho y me entenderán.

El asunto que nos compete en esta ocasión se llama Sácame de Aquí, una canción de Bunbury con la cual llevo más de dos meses en obsesión continua, diaria y constante. No puedo pasar un día sin oírla, esa canción... He visto casi todas las versiones de sus vídeos. La lloré el día del concierto. Sí, cuando se regresó la segunda vez al escenario, la cantó, mientras yo, convencida por mi querido esposo de que tenía que aceptar que el concierto había terminado, iba casi arrastrada a la puerta de salida.

–¡¡No puede ser!!– Reclamaba, claro, con la poca voz que me quedaba después de haber "gritado" todas las canciones. 

–No ha cantado Sácame de Aquí, ¡¡no puede ser!!– Y, ajá, no podía ser. Se regresó y la cantó y lloré casi con el mismo sentimiento de felicidad con una desolación extraña que lo hice cuando me encontré frente a frente con las D’emoiselles D’Avignon en el MoMA y el edificio del Tesoro en Petra. Sí, ese mismo. (Sí, van a perdonar, soy una snob que llora por esas cosas y cosas como que se muera la mamá de Bambi en la película)


Resulta que me he preguntado varias veces qué es lo que me pasa con esa canción y he llegado a la conclusión de varias cosas al respecto. A parte de que conocí la canción en un momento deplorable de la historia, bueno, mi historia, y de que la letra tiene una cantidad innumerable de frases citables, hay tres cosas –que tal vez a ustedes les parezcan irrelevantes- de las que me he dado cuenta a medida que la escucho: 


La canción está perfectamente musicalizada. Oigan, no solo es la pinche bandita tocando con la guitarra, el bajo, el piano y la batería: hay trompetas, hay violines (bueno, un violín), una guitarra acústica, un bandoneón... Escuchen con atención, agudicen su oído. Agudícenlo, les digo. Yo no sé mucho de terminos musicales, pero esa guitarra del inicio y su cadencia, como que se tropieza, se cae y se levanta, se tropieza, se cae y se levanta, se tropieza se cae y se levanta; hace que la canción tenga una de las introducciones más memorables de las canciones de Bunbury. Es en serio, esa entrada con guitarra me da cosquillas en la panza.

Esa era la primera cosa.

La segunda tiene que ver con el violín. Por cierto, la mujer que toca el violín hace el coro mientras no lo toca y así, por lo menos en el concierto de Zaragoza y del cual son todas las fotos que aquí publico. Agudicen su oído, les dije: casi la mitad de la canción ese violín esta siendo “pichicateado”, es casi imperceptible, claro, todos los demás instrumentos y la voz del Búnbury lo opacan, pero si prestan atención lo pueden oír cuando comienza su actuación en el minuto 1:30. Y bueno, el pizzicato (del italiano, pellizcado) es esa ¿técnica? en la que no se usa el arco, sino que se “pellizcan” las cuerdas del violín -en este caso- con el índice y el pulgar. Suena memorable entre los gritos y lamentos de Bunbury ¿no creen?

Y la tercera tiene que ver con el mismo Bunbury. Sí, el divo ese, mi  ídolo musical, como alguien una vez se atrevió a llamarlo. Ese mismo que ha sido nombrado como uno de los más influyentes de la música en español por la Rolling Stone. Ese hombre, al final de la canción hace un derroche de drama, lírica y voz (aunque no tenga precisamente una buena voz) que me paraliza y deja sin respiración hasta que la canción termina. El grito final es desgarrador (particularmente en el concierto de Zaragoza). A uno le dan ganas de salir corriendo y sacarlo... A donde sea que quiera ir.



Total, que he oído mucho esa canción en los últimos días, ¿ya dije eso, verdad? y quizás no tenga que ver con todo eso que les he dicho, quizás, nada más tenga que ver con que aún podemos ser libres dentro de una canción.

Quizás sea eso. 



jueves, 27 de febrero de 2014

En pausa

Hay noches en las que retomás una vieja amistad y en lo que iba a ser una conversación de menos de una hora para intercambiarse historias y problemas, se alarga a más de tres y hacen un análisis profundo y exhaustivo de sus vidas -sin alcohol de por medio: ese es el éxito más grande-, al punto que, al término de la plática terminás como que has venido cargando una roca gigante en lo que va del año. (¿Alguna vez han tenido un amigo así? ¿Uno con quien hablar hasta quedar agotado? Si no lo tienen deberían)

Y uno entiende tantas cosas.

Y entonces se muere alguien. Vas a un entierro y hace calor y el cementerio está lleno de flores artificiales.

Y aceptás que los finales llegan, aunque en el fondo hayas tenido la leve-ínfima-pequeña esperanza de que no, de que todavía existe la posibilidad de tocar un botón y que las cosas vuelvan a ser como eran antes.

Y le das pausa a tu vida mientras decidís que vas a hacer.


domingo, 2 de febrero de 2014

Hasta en donde menos lo esperes













Pues vean, que gracias al querido @Raul_Marin_ que a su vez lo encontró gracias a @landsmoder que a su vez lo encontró gracias a @pedrotecla; fui a caer a What Would I Say, una app que toma todos tus estados de Facebook y los combina para crear nuevos estados o frases. Lo maravilloso de este asunto es que al hacerlo salen frases muy divertidas, otras que no tienen sentido y algunas de las mías dieron un resultado poético-filosófico-absurdo que me ha sorprendido. @landsmoder dice que hará un poemario con las suyas, y yo, bueno, que pasé más de un día dándole y dándole al botón GENERATE STATUS, no podía dejar de hacer por lo menos una recopilación aquí.

Las poético-absurdo-filosóficas:

Bueno, voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una tilde.
Miles de estrellas cayendo del equinoccio de primavera.
Sé de mi sombra. Estaré a nadie.
Es insostenible ¡hace demasiado azul!
Hay días en que somos perfectos, tenemos vicios, hacemos trampas.
No... Sí... No. ¡Y sabías que todas las lunas sean lunas sean lunas de miel!
Ni vos ni nadie debe vivir, vivir sin mi árbol
Bonito día para ser un exagerado
Hoy no son especialistas en ceremonias de masas
Equivocarme con tiempo de ver tanta estrella roja y pequeñita
Quiero bloquear al que pienso, porque solo se oía un ruido extraño
Destino eso de lo que sí, lloramos a mares
No es brujería, se llama observación de la tristeza
Go on... Fix what you recognize is broken.
Y no sirve inventar los recuerdos
Me han contado historias de felicidad
No empezó bien mi respuesta rota. Te quiero.
Sigo celebrando el cumpleaños de una tragedia, jajajajajaja
Sin andarlo buscando hoy disfrutamos de un mensaje
Me han invitado a ver el sol, prefiero escuchar tu voz
Hasta en donde menos lo esperes, por ejemplo en su cielo azul
Buenos días a llover y nadie disponible cuando uno también
Tú siempre existes dondequiera pero existes mejor donde te puedo responder
Recuerden que hoy hemos aprendido una pesadilla, pero pesadilla de verdad
Equivocarse con el secreto designio de que sí
Me da felicidad y recompensas inesperadas













Las frases muy divertidas:

Te golpee y te maltraté no tengo dueño, no soy tu esclavo, un poco tuyo y de flores de caña
Sí, Miguel Molina Tobar, es que el Vaticano queda en el tiempo
jajajajaja, creo que tomé demasiado café y es que el bulevar se tilda, según dicen
Sépanlo, hoy hemos puesto comida en la historia de perfil, jijijiji
Karla y socorros y alertas y le dejo un mensaje
Bien rápido se murió Mozart, dicen
Oficialmente tengo hambre, pero Cosi, Kisi
¡¡¡Tiene que ver la lluvia negra que es Flor Aragón y Neal Bosworth!!!
Marcela Aquino nos hubiéramos tomado una foto de mis palabras
No contestes ninguna de las Camelias + Ballet + Chopin = qué éxito
Hoy le canto su cielo más cercano a partir de cine y un gato gordo y socorros y caracoles
Me han pasado callejeando desde entonces eres, soy su piña
Usted sería un viejo horrible, deplorable y decadente
Mañana nos vamos al mar con el minino
Mi cielo no pude contestarles con cariño, apaguemos los adolescentes
Tengo como empacho de nubes
Ana Julia no siente paz, qué lindo
Nocturnosa y le di sus comentarios mordaces
Nicolás está dando una gran cátedra de ojos abiertos
Feo que no se hubiera muerto joven, ahora está buenísima
La frase está de compromiso, jajaja = le causó un querido hijo menor
Allí te dejé la receta del tío Mario Benedetti, gran comilona
Dice Benjamín que sonaba como pixeleado.
Mi cielo está empezando a tocar violín
Se les acaba El Copycito, compártanlo, please
Hey! Mandame el número de Chopin















Y ya me aburrí y no se acaban las elecciones y si publico esto ahora nadie lo va a leer, pero ni modo.
Esperen mañana, o cuando me dé la gana: El Día Mundial de



Hablando de candidatos.

Pues que anoche no podía dormir. Me desperté a las 3 am dando vueltas y vueltas y como ya me conozco, luego de media hora en las mismas, me levanté a prepararme un té y leer un libro. Y verán, a esas horas de la madrugada y con insomnio, lo más recomendado es leer algo light, así que me aboqué a este querido y hermoso libro:
















que compré hace más de tres años y el cual he ido leyendo por capítulos, o mejor dicho: por palabras. Aquí pueden leer la historia de Agosto y aquí la de Anfitrión y Argentina.

El asunto es que abrí el libro "randommente" y caí por casualidad en canario (esta es una muy buena historia también, recuérdenme que se las cuente luego), cáncer y luego CANDIDATO. Según esto, la primera definición que se tiene de la palabra data del año 1729:

El que pretende y aspira o solicita conseguir alguna dignidad, cargo o empleo público honorífico. Candidato procede del latín candidatus (el que viste de blanco) derivado del verbo candere (ser blanco, brillar inmensamente), voz con la que se designaba en Roma a quienes se presentaban como aspirantes a cargos públicos. En el ritual político romano, los candidatos debían cambiar su habitual toga por una túnica blanca (candida) con la que se exhibían públicamente para manifestar la pureza y honradez que cabe esperar de los hombres públicos.

Dice por allí el libro, que de la misma palabra candere también se derivan otras como candelabro, candente, candela, cándido e incandescente... Imagínense, a estas alturas de la historia, aunque nuestros candidatos, los que ahora están en contienda, se presentaran con túnicas blancas creo que nadie creería en la pureza de sus intenciones.

Oh, y miren qué linda la ilustración del CANDIDATO, se parece al de Cadejo:


domingo, 26 de enero de 2014

El sorpresivo caso de un paisaje, un árbol y una sombra.

El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados.

Ustedes podrán decir que soy bien sencilla y en realidad lo soy: tiendo a emocionarme por cosas tan simples como las nubes, los atardeceres, un paisaje, la sombra de una hojita tirada en el piso, una gota de aceite derramada sobre el escritorio... Las sombras, las sombras me apasionan. Ese momento de luz en las mañanas con el sol cae oblícuo y anaranjado. Algo así:














Me sorprende todos los días ese preciso momento en que sale el sol. ¿Saben cuál? En es instante en que el sol solo es un leve resplandor sobre la línea de la montaña y luego ¡puuuf! por arte de magia aparece de la nada. Algo así:






















Pues, ajá, ese es mi momento favorito del día y verán, ahora que estoy saliendo a correr, lo veo todos los días, soy testigo todos los días de ese milagro. Si, cursimente un día le dije a alguien que estar en ese momento es como estar presente en un milagro, "creo que así lucen de bonitos los milagros", le dije. Y bueno, lo sostengo. El punto es que el mundo esta lleno de cosas sorprendentes y maravillosas todos los días y como dice el querido amigo Einstein si no tenes la capacidad de maravillarte o asombrarte por las cosas más simples o complicada, ¡mejor morite!

La cosa es que a mi me pasan cosas que me sorprenden casi todos los días... Alguna personas pueden creer que estar mirando las nubes todo el día sea una pérdida de tiempo... Y, en fin, que ese tampoco era el punto. El punto era o es que venía con mi cámara esta mañana, veníamos bajando de San Julian de hacer unas averiguaciones de lo del tour del bálsamo, cuando nos topamos con el paisaje hermoso del volcán de Izalco. Sin mucho pensarlo me bajé de carro, tomé varias fotos con la Nikon y una con el celular y la verdad que el enfoque en ambas era el volcán. Cuando me subí al carro y vi la foto de Instagram descubrí una sombra hermosa y casi infinita de un árbol sobre la calle. Parecen grietas, saben... O raíces. Ahhh, me pareció hermoso. Sentí que era lo mejor que me había pasado en estos días -sí, ya dijimos que soy sencilla- y me sentí extrañamente como con un trofeo. He aquí la foto:




Y aquí tienen el árbol que tan amablemente posó para la foto anterior:



sábado, 11 de enero de 2014

Todo está bien

Ya hemos hablado de este tema aquí y por aquí y por aquí y por todos los lados que se ha podido.

El punto es que, miren, uno va por allí por el mundo llamando a los sentimiento y a las emociones como son: al amor lo llamamos amor, al miedo lo llamamos miedo, a la tristeza, tristeza; y así sucesivamente. Pero no todo mundo está acostumbrado a eso. De hecho, el 99% de la gente no está acostumbrada a enfrentar los sentimientos. Conozco personas que su vulnerabilidad la esconden en el sarcasmo y las bromas, otros la disfrazan de enojo, otros la convierten en chantaje emocional, quieren inspirar lástima, quieren que uno adivine sus sentimientos, hay otros que anulan su vulnerabilidad trabajando. Sorry, no soy así. Mucha gente me confunde, saben... Especialmente los hombres. Los hombres esperan que uno adivine sus sentimientos o que vaya por la vida creyendo que no los tienen. "Todo está bien",  parecen decir, mientras una casa completa se les está cayendo encima. Y siguen sonriendo.

Y entonces, hay momentos en la vida en que uno reniega por ser como es, por llamar a los sentimientos como son y por no tener nada que esconder porque no sabés disfrazar las emociones, por ir por la vida sin filtro diciendo las cosas como son y a veces hasta sin pensarlo. Una amiga un día me dijo "deberías tener más cuidado de cómo decís las cosas y a quién se las decís, mirá que a veces decís unas cosas bien raras." Eso me dijo. Y llegado a ese punto, lo que hago es "enconcharme", porque la verdad, no sé ser de otra manera.

Pero sucede que un día equis de esos en que el mundo parece que se te va a venir encima, un día de esos en que luchás con vos misma para quedarte callada, para ser como todo el mundo espera que seás, para no sentir lo que estás sintiendo; llega a tus ojos y a tus oídos un video que te cambia por completo la perspectiva de la vida... O de tu vida, al menos.

Un video como este:



Como verán, se llama El Poder de la Vulnerabilidad y cuando lo terminé de ver tenía ganas de aplaudir y abrazarla a ella, aparte de que estaba llorando, sí, porque así soy y cuando ella me dijo "he descubierto, que tenemos que dejarnos ver, que nos vean vulnerables. Hay que amar con todo el corazón aunque no haya garantías. Y esto es muy difícil, y puedo decirlo como madre, esto puede ser extremadamente difícil. Ejercer la gratitud y la dicha en esos momentos de terror cuando nos preguntamos "¿Puedo amarte tanto? ¿Puedo creer en esto tan apasionadamente? ¿Puedo enojarme tanto por esto?" Me puedo detener y en lugar de ser catastrófico decir: "Simplemente estoy muy agradecido". "Porque estoy vivo, porque sentirse vulnerable significa estar vivo" sentí que no podía estar tan equivocada, entendí que tal vez los equivocados son el otro 99%, entendí que no importa si llamo a ese amigo para decirle que lo quiero y me pregunte si estoy borracha, entendí que no importa si soy la única en 15 metros a la redonda que se emociona con el amanecer y se sigue emocionando y se sigue emocionando. Entendí que no importa, porque sí yo le digo a alguien que lo amo no hay garantía que me amé de regreso, eso lo tengo bien claro; lo que sí importa es que lo dije, lo dije para siempre.

Fue casi una revelación.


Y entonces entendí otra cosa y se la dije a la Marce (que fue quien me presentó el video) ayer: el punto es que vivimos esperando la aprobación de los otros para cada uno de nuestros actos y si no la tenemos somos infelices. Cuando en realidad la felicidad debería ser al revés, de adentro para afuera, pues. Sí, ya sé que es un cliché, pero es la pura verdad y en todo este proceso de #rehabilitación2014 (próximamente en este mismo blog) espero alcanzarla. Esa verdad. Y muchas otras verdades.


Todo está bien. O al menos va a estar bien.