sábado, 31 de diciembre de 2011

Propósitos 2012

Tal cual fueron publicados en Twitter bajo el HT #Propósitos2012

• Poner siempre los signos de admiración e interrogación de apertura.
• Seguir poniendo los puntos al final de cada tuit, a pesar de que  siga insistiendo en que es irrelevante.
• Hacer metas a corto plazo, las de largo plazo nunca funcionan.
• Dormir menos, amar más.
• Disfrutar el olor del café recién hecho en la mañana y tomar todo el que mi cuerpo resista.
• Si no voy a tener metas a largo plazo, al menos cumplir las de corto plazo, jajajajajaja
• Reír más, comer mas Skittles...
• Vestirme cómoda, aunque  diga que me veo vieja.
• Usar zapatos solo cuando sea necesario. :D :D :D
• No saltarme las partes aburridas de los libros.
• Hacer ese viaje que nos debemos con 
• Me voy a hacer maratonista.
• Besar más, quejarme menos. [Ya sé, no tienen nada que ver]
• Seguir siendo la eterna inconforme. [Chis, ve. La inconformidad mueve al mundo, ¿por qué no va a mover el mío?]
• Dejar de ser tan cursi.
• Tuitear menos, vivir más.
• ¿O será que el  es al revés: dormir más y amar menos?
• ¡Dedicarle más tiempo a mi jardín!
 • Dejar los vicios antiguos y cultivar los nuevos...


Y eso es todo amigos. Por lo menos he cumplido el 1 y el 2 desde ayer. Y probablemente el único que cumpla a cabalidad es el del viaje con @PuniodeLetras, ¿saben por qué? Porque él y yo nos lo merecemos.


Espero que el 2012 sea mejor para todos. Para mí también. 


Espero que finalmente encuentren lo que andan buscando. Yo también.


P.D Ajá, y voy a oír solo canciones que me hagan feliz, como esta:


viernes, 30 de diciembre de 2011

Sombras en silencio.

Cada vez que pienso que este es mi momento favorito del día pienso en este poema de Octavio Paz:


Entre la noche y el día
hay un territorio indeciso.
No es luz ni sombra:
                                      es tiempo.
Hora, pausa precaria,
página que se obscurece,
página en la que escribo,
despacio, estas palabras.
                                                La tarde
es una brasa que se consume.
El día gira y se deshoja.
Lima los confines de las cosas
un río obscuro.
                            Terco y suave
las arrastra, no sé adónde.
La realidad se aleja.
                                    Yo escribo:
hablo conmigo
                          —hablo contigo.

Y así, así va. Así sigue, con palabras que se van como agua en un río.
Y así se va mi hora favorita, ya lo dijo el poeta "no es luz ni sombra, es tiempo."

Tiempo para pensar, para sentirte en un limbo, no es día ni es noche, es mi momento dual del día o la noche o lo que pretende ser. Un momento con misterio, para ocultarnos, para disfrazarnos de lo que no somos, de lo que quisiéramos ser, para fundirnos con las sombras, las que van, las que vienen, sombras de luz, sombras en silencio.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Immortal Beloved

Verán, yo amo a Beethoven. Mucho más que a Mozart, a quien nunca he entendido, a pesar de toda su fama de niño genio, y de que su genialidad haya inspirado la teoría del Efecto Mozart. Amo a Beethoven por sus altos y bajos, porque su segundo movimiento de la Novena Sinfonía me hace pensar en lluvia, en gotas cayendo en la ventana, en viento moviendo los árboles. Amo a Beethoven desde sus claros de luna hasta sus sonatas, sean patéticas o no; sean allegros, andantes, vivaces. Lo amo, porque él sabe cómo emocionarme, como sacarme las pasiones, las lágrimas.

Ahora, se conmemora el día de su nacimiento, hace 241 años. Si nunca han visto la película Immortal Beloved, se las recomiendo, Gary Oldman hace de Beethoven y tiene escenas tan memorables como esta:



¡Happy Birthday Beethoven!

jueves, 8 de diciembre de 2011

Tear down the wall!

Todavía era una bichita con calcetines dobleados, que ni inglés podía y Pink Floyd y su canción Another Brick in The Wall apareció en la historia de mi vida. Sí, entonces aprendí que brick era ladrillo y cosas así, porque si alguna canción me gustaba la traducía, con un diccionario inglés-español viejo de portada dura de tela verde.

Hoy en la mañana, movida y conmovida por la conmemoración de los 32 años del lanzamiento del álbum, venía pensando en todo esto, en la canción, en Pink Floyd [el de Roger Waters], en el otro ladrillo en la pared, pensé en un montón de cosas, que al parecer no tienen nada que ver con eso; pero al parecer sí, porque las pensé.

Pensé en el golpe de estado de octubre del 79, cuando una Junta de Gobierno derrocó al último presidente militar que tuvo El Salvador, Romero. Recordé a la señorita Mila, mi profesora, con la sonrisa de oreja a oreja, comentánndome bajito de cómo las cosas iban a cambiar con este gobierno de civiles [sí esas cosas hablaba conmigo]. Y sí, cambiaron. En los siguientes meses vivimos el primer enfrentamiento entre guerrilleros y el ejército en la colonia, en los siguientes meses dejamos de jugar en la calle en la noche, porque las balaceras y los enfrentamientos se volvieron de lo más común, algo de todos los días. Y las llantas quemadas, los camioncitos DIANA también quemados enfrente de la casa, y el asesinato del alcalde Machuca, la mano que apareció pintada con sangre en la casa de la par y todas las cosas con las que tuve [tuvimos] que crecer.

En medio de todo eso, Another Brick in the Wall se convirtió en una especie de himno para mí, que solo entendía "Hey, teacher leave the kids alone'.

Durante años, desde entonces ese disco, la música de Roger Waters ha estado por allí presente casi todos los días de mi vida. Compre el disco [doble] cuando recién salieron los compactos a principios de los 90's y entonces empecé a entender la metáfora de la pared y cómo cada quien la construye con los ladrillos que le va dando la vida. Algo así.

Y párrafos como este

But it was only fantasy.
The wall was too high,
As you can see.
No matter how he tried,
He could not break free.
And the worms ate into his brain.

me hacían sentir desconsolada y triste y viceversa, en una edad en que en vez de andar bailando con mis amiguitos en discotecas, me encerraba a preguntarme hasta dónde iba a llegar mi pared, si iba a tener puertas o ventanas.

Aunque esa es otra historia.

Esta historia se trata de todos los que crecimos con la guerra y Pink Floyd a la par, tratando de entender cosas tan simples como la vida, el aislamiento, la muerte.

Amo ese álbum. Esa película. Ese concierto en Berlin. Creo que Roger Waters encontró una manera tan triste y maravillosa a la vez de retratar la soledad en ese disco y de decir las cosas que más de una vez hemos querido decir.

I've got wild staring eyes.
And I've got a strong urge to fly.
 But I got nowhere to fly to. 


Antes de terminar:

Si no ha visto la película, véala. Fue dirigida por Alan Parker y tiene todas las metáforas posibles en una película.

Si no ha visto el concierto en Berlin, véalo. hay cosas tan sorprendentes como que construyen un muro entre la banda y el público durante el concierto. Y apariciones estelares de Sinead O'Connor, Cindy Lauper, Bryan Adams, entre otros. Para una prueba, vean esto:
http://www.youtube.com/watch?v=qK5InZbS9PA





Ah, sí. Al final termina tirando la pared.


Hasta aquí llega esto.
The show must go on.

sábado, 26 de noviembre de 2011

¡Algarabía de árboles!

Durante meses son árboles iguales a todos. Hojas verdes, troncos retorcidos, copas que se elevan al cielo. Pero hay un momento, un momento inesperado de finales de octubre en que este árbol se queda sin hojas. Las hojas vuelan al viento como el poema de Lilian Serpas que les conté hace días.

Hace apenas una semana los árboles lucían sus ramas desnudas, así:

















A estas alturas ya no estoy tan segura que el árbol se llame Laurel de la India, pero eso realmente no importa, lo que importa es que un día anochecieron sin hojas y al día siguiente, de repente, como un estallido, aparecieron incendiando las calles de la San Francisco.

La verdad es que es lo más parecido que podemos tener a un otoño. Pero, quitándole toda representación estacional, estos árboles son todo un espectáculo. Por lo menos para mí y para @haroldcaceres que me hizo el favor de ir a tomar todas las fotos mientras yo estaba en una reunión.













































Durante meses son silenciosamente otro árbol más de la esquina. En noviembre estallan moviéndose al viento, inconscientes de su gracias y su belleza.

Vibraciones

Sol apenas.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Voy a esperar las doce para que sea mañana.

El mañana mío.

Arrastrando la luna que se escurre entre las nubes. El humo de otro cigarro. Los errores de redacción, de ortografía, de dedo y los otros.  Las miles de nubes que he coleccionado por más de dos años. Las alegrías de mis hijo y las tristezas. El amor real, genuino y verdadero.Todo lo que he dicho. Todo lo que no he dicho. Las cosas que quise hacer y que todavía tengo tiempo de hacerlas. La nostalgia del olor a café en la casa cuando era niña, de los barquitos de papel cuando llovía, de las mil historias contadas en la penumbra de la sala, de las mil historias inventadas por las mentes de aquellos niños que éramos. Todos los olores y colores. Las caídas. Los dolores. Lo aprendido a fuerza de dudas y soledades y preguntas y entierros y destierros y paredes y muros y puertas cerradas.


Voy a esperar las doce para que sea mañana.


Arrastrando mariposas azules, boleros cantados a la luz de la luna, canciones que dicen y cuentan y repiten: Pink Floyd, Enrique Bunbury, Elvis, Sanz, Miguel Bosé, Jack Johnson, la Javiera, Jarabe de Palo. A Damien Rice sonando una y otra vez, entender las lágrimas, entender el odio, entender la vida. Y un sol amaneciendo a mil kilómetros de casa tras los ventanales del aeropuerto de un país extraño.


Arrastrando lo que soy y lo que pienso, lo que me niego a ser y a pensar. Mi colección de dedales que crece por el cariño de los amigos. Los amigos que son, los que fueron, los que no pueden ser. Las palabras que derramo en todas partes. Las palabras que me dan vida, la razón de ser y seguir pensando y seguir luchando y seguir creyendo y seguir creciendo. 


Las palabras.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Mesa de regalos



Faltan 20 días para mi cumpleaños.
Para facilitarle la vida a todos ustedes [¿quiénes son ustedes? Todavía no lo sé], aquí estoy armando mi mesa de regalos para que seleccionen el que esté acorde a su bolsillo [ja ja ja]. Iré agregando más a medida vaya recordando qué es lo que quiero.

1. Un restaurante para cocinarles todos los días a mis hijos.
2. Dotación vitalicia de dulces ácidos [Skittles Sour, los verdes]
3. Nubes de colores todos los días.
4. Un gato persa. Pero que sea blanco. Lo quiero gordo y huevón. Ya tiene nombre: Pizzicato
5. Entrada preferencial al concierto The Wall de Roger Waters en Buenos Aires, marzo 2012.
6. Tour de National Geographic por Turquía y Grecia
7. Si el anterior no es posible, quiero el tour Trans-Siberiano
8. Días de 26 horas para pasar más tiempo con mis hijos
9. Un curso intensivo de francés o italiano. Cualquiera de los dos. Pero debe tener garantía de que voy a aprender en menos de 3 meses [eso sí]. Prometo que me voy a aplicar.

10. Paz mundial
11. 26 amaneceres en la playa. Deben ser [obviamente] playas diferentes y en diferentes países. Entre las cuales tendrían que estar Fiji y estas 10.
12. Entrada a cualquiera de estas óperas en La Scalla de Milán: Don Giovani, Aída, Le Nozze di Figaro, Tosca o La Bohéme. Si fueran todas, mejor. El programa y los precios los pueden encontrar aquí.
13. Tener otro blogs con Miguel Molina Tobar, mejor conocido ahora como Puño de Letras. O volver a revivir el Raro Dúo.
14. [delete]
15. Una fiesta con karaoke y Robert Downey Jr. cantando She de Elvis Costello.
16. El Manual para Aprender a Mirar.
17. Veinte silencios y sus correspondientes momentos a solas para cuando sean necesarios.
18. Freddy Kempf tocando el Nocturno 8 Op. 27 de Chopin, pero con otro corte de pelo, por favor.
19. Un esclavo blanco que toque violín, como este:



















*Ah, sí, el mapita de allí arriba es de National Geographic.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Cuando caen las hojas



Sí, soy una snob desde que tenía 12 años. Sí, leo novelas y poesía desde entonces. No me odien, mis papás tienen la culpa, ellos leían poesía y novelas también. Mi mamá recitaba la Sonatina de Rubén Dario desde que tengo memoria, me pagó 25 centavos de colón para que me aprendiera de memoria A Margarita. Con el agravante que mi papá oía música clásica, además. Se sentaba en la oscuridad a oír a Chopin. Cerraba los ojos. Fumaba. Yo lo miraba por una rendija de la puerta. Sí, soy una snob que oye música clásica desde siempre, y me gusta.

Aclarado esto, vamos a tocar el tema que nos compete esta mañana: Lilian Serpas.

Lilian Serpas probablemente sea una de las poetas [¿o poetisa? no me gusta la palabra] menos conocidas de El Salvador. Diga usted, amable lector, si alguna vez saboreó algunos de sus sonetos o al menos oyó hablar de ella. No la leímos hasta el cansancio desde primer grado como a Alfredo Espino o a Claudia Lars. Puede ser porque fue un poco borrachina y, según cuentan las leyendas terminó medio loca. ¿Quién quiere mitificar un personaje como ese, que además no escribe de ranchos ni luceros ni pajaritos en la montaña ni tierras de infancia ni temas tan bucólicos y memorables?

Nadie. Supongo.

El asunto es que en mi casa se hablaba de ella. Según las leyendas de mi mamá, Lilian Serpas era algún tipo de parienta lejana nuestra. Por el lado Gutierrez o algo así... Vayan ustedes a saber. Allá por los 80's apareció un libro de ella en la casa, Meridiano de Orquídea y Niebla, se llamaba. Era todo verde claro con un dibujo negro en la portada, supongo que era una orquídea. Yo lo leí. A tan temprana edad, leí los poemas de esa señora que era medio pariente, medio borrachina y medio loca. Y hubo uno en particular que, supongo, tocó lo más profundo de mi cerebro con su metáfora poética, porque ahora en día todavía me lo sé de memoria. Y en esta época del año, cuando el Laurel de la India bota sus hojas a lo largo y ancho de las calles de San Salvador, yo vuelvo a recordar el poema. Y suena en mi mente como años atrás, como cuando era una niña y preparaba a mi corazón para ver caer las hojas y que doliera un poco...

Cuando caen las hojas
un paréntesis cierra
el silencio en las cosas.
El tic tac del reloj
subraya los silencios
y un espacio en mi voz.


Disfrutar un poco de la poesía de Lilian Serpas aquí
Leer la biografía aquí

martes, 1 de noviembre de 2011

Hay días en que somos tan frágiles, tan frágiles*





















No sé ustedes, pero yo sí.

Un día uno se despierta y no importa el cielo azul, las nubes lindas, el viento de octubre, que más bien es de noviembre; ni todos los proyectos ni los sueños ni las ilusiones que se puedan tener: uno abre los ojos y odia al mundo. [Entiéndase por mundo a personas X que prometen y prometen y nunca cumplen, llevándose de encuentro los proyectos y sueños]

Y, repito, no importa lo poético que sea el día, uno al cielo lo ve gris, el café ahora sí está amargo, te vestís y maquillas de negro sin importar lo lindo del verano, no hay vestidito de color que valga.

En esos momentos de la vida, tan opacos y cortantes de la respiración, uno [con la experiencia que la vida le dio] no debe hacer otra cosa que quedarse callado, no vaya a ser que se profieran palabra que después pueden ser usadas en contra.

Quedarse callado y dejar que Bunbury, en su infinita sabiduría, hable por uno: "Te odio tanto que yo mismo me espanto de mi forma de odiar..." Para oír toda la belleza de esas palabras tan sabias puede ir aquí, no sé por qué, pero no puedo "embedear" el video.

El asunto es que Bunbury tiene una maña para decir las cosas que yo quisiera decir a veces: "No te preocupes por mí, soy como los gatos y caigo de pie. Y no me duele cuando me hacen daño."

Y así sucesivamente, infinitamente. Lo oscuro de toda la situación se va convirtiendo en canciones de Enrique Bunbury, o al revés. A saber.

* El título de este post es un verso del poema Canción de la Vida Profunda de Porfirio Barba Jacob, si lo quieren leer completo vayan aquí.

domingo, 2 de octubre de 2011

Princesa de Zulú Zazú

Mi amiga Ana, que vive en Zaragoza [España]
en uno de sus viajes me trajo este libro















de Philippe Lechermeier y Rébecca Dautremer
del cual hablé alguna vez en Un Raro Dúo

El libro, el cual he vuelto a desempolvar para compartirlo con la @kolondrina, puede ser una delicia para quien todavía tiene una pizca de fantasía en el corazón [o en el cerebro o como quieran ustedes llamarlo] Las ilustraciones son increíbles y cada una de las princesas, más todavía.

El asunto es que amanecí leyéndolo el sábado y me dio por escoger a mi princesa favorita. He aquí la ganadora:

















Princesa de Zulú Zazú
"Bailar es como volar sobre el suelo"

"A Zazá de Zulú Zazú le encantan 
las faldas que hace frufrú
y los vestidos con muchos volantes
le parecen muy elegantes.
Algunos afirman que va descuidada, desaliñada
y desarreglada. Y ella se encoge de hombros,
porque desdeña a los patanes,
a quienes no comprenden a los originales.
Le encantan la nuba y la bambula,
la cumbia y la fiesta.
Zazá cecea una pizca.
Hace reír a los zoquetes,
pero ella desprecia a esos zafios zotes.
Lo que de verdad le chifla son
los espectáculos insólitos, las piruetas
y la gente estrafalaria que se salta la etiqueta.
¡Y vivan las pizpiretas!"

Y eso. Nada más.

jueves, 22 de septiembre de 2011

That's me in the corner, that's me in the spotlight...

Esta historia trata de andar pasaditos los veinte, creerse la dueña del mundo, la verdad absoluta, la noche, el futuro, y los pocos amigos que uno tiene. Trata del descubrimiento de uno mismo junto a otros que descubrían lo mismo, o se creían que estaba descubriendo lo mismo o vayan a saber. Se trata de semanas largas con sus noches más largas todavía, cuando el alcohol no era suficiente, mucho menos las cosas que contar y compartir con la gente que te llenaba la vida de eso... Vida. Y trata del viento y sentirte tan libre que más libertad no era posible y de salir y caminar y hablar y emborracharte hasta llorar o morirte de la risa o las dos cosas al mismo tiempo. Trata de las preguntas que uno se hace a esa edad, de lo que se trata de entender, que no era lo mismo que se trataba de creer. Y las miradas de los que crecían y creían con vos. Y los amaneceres de año nuevo, de navidad, de los cumpleaños y tener cualquier excusa para celebrar o no.

Y ser tan libre.

De eso trata.

Y de cómo la separación de R.E.M vino a revivir todo eso. De repente las canciones vuelven a sonar y los recuerdos se llenan de verdadera shiny happy people bailando descalza en una calle equis o un parque equis o la colonia equis en donde vivías.

Y se trata, entonces, de R.E.M con todas las canciones de Out Of Time y sus coritos dándole sentido a todo y de un tiempo que se va con ellos mismos, con su separación. Que vendría siendo como decirle adiós a todos esos momentos. Un adiós definitivo.

Este post van con dedicatoria infinita a Miguel Molina Tobar o Puño de Letras o el otro raro de Un Raro Dúo...

domingo, 18 de septiembre de 2011

















Las faldas del volcán y las montañas de Comasagua están cubiertas de neblina; un buen paisaje para empezar una novela, o un relato corto, o un poema o cualquier otro tipo de historia.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La mejor manera de no extrañar...

Lo dije en Twitter: es recordar cuando no se le tenía. Eso aplica fácilmente a momentos, objetos, personas, situaciones...

Ejemplo 1: ¿Recuerdan cuando no teníamos celular? Yo sí, no lo necesitábamos. Íbamos por la vida, por mencionar un caso, haciendo citas sin poder cancelarlas a última hora. No se podía. Tenías que estar allí, o quedar como un total mal educado.

Ejemplo 2: ¿Se acuerdan cuando no había internet? Yo sí, tampoco lo necesitábamos. Para investigar teníamos esas cositas lindas llamadas libros. No había Illustrator ni Photoshop ni Powerpoint ni Copy-Paste para hacer las tareas.

Ejemplo 3: ¿Se acuerdan cuando esa persona x no había entrado en sus vidas? Era un vacío ocupado por otra cosa, persona o situación.

Así de sencillo.

¿Qué hacer?
Volver a ese momento.
Y olvidarse del tema.

TREINTA libros 3*

21. Uno de cuentos (no valen antologías).
Casi un objeto de José Saramago.
Empecé con Saramago el año en que vino a El Salvador y por razones extrañas no pude ir a su conferencia.  En ese momento me pregunté cómo es que antes no lo había leído. De una sola vez me hice de El Evangelio Según Jesucristo, El Cuento de la Isla Desconocida, antología de sus poemas y Casi un Objeto. Como ya he dicho anteriormente: soy bien sencilla. Casi un objeto me sorprendió por lo intrincado de su relatos, particularmente el primero... "El primer relato se titula “Silla” y narra cómo es que la silla donde el dictador Salazar se sienta, se va carcomiendo y termina finalmente por derribarse y llevar al suelo al presidente portugués." Lo que más ms sorprendió de ese relato es que solo trata de la silla que va cayendo. Interminables 31 páginas de la descripción de una silla cayendo. Increíble. Impresionante. Por ahora no he pasado de la cuarta parte de El Evangelio Según Jesucristo. No sé por qué me pasa eso con algunos libros, quedan allí, inconclusos, tirados en una librera por años. No entiendo. 


22. Uno de poemas (no valen antologías) Los Placeres Prohibidos de Luis Cernuda. A este señor lo amo desde bien pequeña, tal vez desde comienzos de la adolescencia, cuando leía "No decía palabras, acercaba tan solo un cuerpo interrogante..." y me emocionaba y probablemente no entendía. Lo que me gusta de Cernuda -miembro de la Generación del 27 junto a García Lorca y otros- es la musicalidad de sus poemas, los leo, tienen un ritmo y cadencia como ningún otro:

Como todo aquello que de cerca o de lejos
me roza, me besa, me hiere,
tu presencia está conmigo fuera y dentro,
es mi vida misma y no es mi vida,
así como una hoja y otra hoja
son la apariencia del viento que las lleva.


23. Uno que le gustaría volver a leer en su vejez. El Quijote de Miguel De Cervantes. Le leí en bachillerato, como tenía que ser. Sí lo leí todo, con todos sus capítulos, como tenía que ser. Es un libro lindo, demasiado; que he intentado leer varias veces y no he podido, por falta de tiempo y paciencia. Lo voy a dejar para el ocaso de mi vida, cuando no tenga nada qué hacer. Creo que tiene suficiente sabiduría de la vida como para prepararse para morir en paz [:)] Por entonces también voy a terminar El Evangelio Según Jesucristo.




















24. Uno que no le prestaría a nadie. En Twitter puse que Tokio Blues de Haruki Murakami, pero no vale, porque ya lo presté. En algún momento también me dije que no iba a prestar Todo Está Iluminado, pero ya lo hice. Así que creo que este lugar va para La Fascinante Historia de las Palabras de Ricardo Coca. Es un libro demasiado "fascinante" para prestarlo. Aunque en el fondo sé, que sí, algún día lo voy a prestar, porque -ash- me encanta compartir las cosas "fascinantes" que leo.


26. Uno que asocie con la música que le gusta. El Efecto Mozart de Don Campbell. No solo por la música de Mozart -que al final no me gusta mucho- si no por que el libro hace una minuciosa explicación -científica- del efecto de la música -todo tipo de música, incluyendo bachata y rap- en el estado de ánimo, la creatividad, el rendimiento académico, etc. Obviamente está basado en todos los estudios que se han hecho de la perfección matemática de la música de Mozart y cómo las ondas de la música afectan las ondas cerebrales y el ritmo cardíaco. Para los amantes de todo tipo de música este libro es una joya. 




27. Un libro que le regalaron y no le gustó. No puedo decir, porque corro el riesgo de que la persona que me lo regaló lea este post y... ¡Qué feo! Solo puedo decir que es de Paolo Cohello.


28. Uno que lo haya asustado. Creo que lo dije antes: lo malo de empezar a leer a tan temprana edad es que caen en nuestras manos libros para lo que no estamos preparados. Ese fue el caso de The Buenos Aires Affair de Manuel Puig. Lo leí, creo, inspirada por el éxito de El Beso de la Mujer Araña -el libro, el cual leí, inspirada por el éxito de la película-. No recuerdo cuántos años habré tenido, pero el contenido sexual demasiado explícito de este libro -con interminables referencias un tanto sicológicas como pie de páginas- me dejó espantada. Creo que no lo terminé. Creo que lo debería dar una oportunidad y volverlo a leer.


29. Uno que se haya robado. La Insoportable Levedad del Ser de Milán Kundera. Me lo robé de la biblioteca de una universidad -no diré cuál, obviamente, porque me lo van a venir a pedir y a estas alturas hasta a mí me lo robaron, ¿o lo habré regalado?-  Lo raro es que no me acuerdo de la historia. ¿Lo habré leído? Conste que ese robo data como de 1990.










30. Uno que pueda salvar vidas. ¿El Manual de Primeros Auxilios? Pues sí, con tanto niño, tengo uno. 


* Para el reto original de los Treinta Libros pueden ir aquí.
• Los otros dos post aquí y aquí

domingo, 11 de septiembre de 2011

TREINTA libros 2*

11. Uno que lo haya motivado a visitar algún lugar: 
Los Cachorros de Mario Vargas Llosa. 
Creo que leí esta libro en bachillerato, o antes. Ash, me daba lástima Pichula Cuéllar, en el fondo tal vez estaba enamorada de él y quería que al final le fuera bien en la vida. Pero no. Odié a la Teresita Arrarte. En general, las novelas de Vargas Llosa siempre me han invitado a ir a conocer Lima: Miraflores, Chorrillos, Pasamayo, las calles, los cafés, la playas. Algún día voy a ir. Espero. Por cierto: de Los Jefes no me acuerdo, pero sí me acuerdo que venía en el mismo libro, así como la edición que ilustra este post.


12. Una biografía. 
Mario Benedetti: Un Mito Discretísimo de Hortensia Campanella. 
Este libro llegó a mis manos gracias al gentil regalo de @nicknasten, quien sabe mi profundo cariño y admiración de años por el uruguayo. Es un deleite ir leyendo y descubriendo cosas de la vida de este hombre que una de las cosas más grandes que hizo en su vida fue observar su mundo y contarlo de una manera sencilla. De las cosas que más me llamaron la atención: Benedetti nunca terminó el bachillerato, fue amigo y admirador de Roque Dalton, y amigo de toda la vida de Claribel Alegría. 


13. El primer libro que leyó en su vida
Corazón de Edmundo D'Amici. 
Creo que hubo otros, mi tía trabajaba en una librería y de regalo siempre les daba libros a mis hermanos. Entre lo que me acuerdo: Mujercitas de Lois May Alcott, 5 Semanas en Globo y Los Hijos del Capitán Grant de Julio Verne. Pero mi primer libro verdadero, uno de mis recuerdos más maravillosos fue el día en que mi papá me llevó por primera vez a una librería. Creo que tenía 9 años, la librería era la Cervantes y quedaba en ese portal increíble que está a un lado del parque Libertad, no el de La Dalia, si no que el otro. No me acuerdo mucho del libro -es una buena excusa para volverlo a leer-, si me acuerdo que a raíz del mismo empecé a escribir un diario. La edición que ilustra este post fue la que yo tuve. Ese libro lo guardé por años, le perdí la pista cuando me casé y me fui de la casa. ¡Me lu hubiera llevado!


14. Uno que haya odiado hace años y hoy admira. 
Si te Cuentan que Caí de Juan Marsé. 
El problema de haber empezado a leer a temprana edad, es que a veces llegan a nuestras manos libros para los cuales no estamos preparados: La banda de pistoleros hace manifiesta la historia sucia de España donde todo eran delaciones, detenciones, torturas, desaparecidos y fusilados; como en catálogo 3D de la Inquisición. Yo estaba en mis primeros años de universidad cuando lo leí, toda esta historia de Java y los kabileños pasó ante mis ojos asombrados y mi boca abierta. No es que lo haya odiado, es que en mi mundillo de adolescente nerd, el libro me explotó la cabeza. ¡Lo mejor de Juan Marsé!


15. Uno que haya amado hace años y del que hoy reniega
Juan Salvador Gaviota de Richard Bach
Ese libro apareció cuando yo estaba chiquitísima y fue un boom, todo mundo hablaba de las aventuras de la tal gaviota esa (se verán cosas...) y luego, cuando en mi adolescencia estaba en la Escuela de Danza, bailamos una de las canciones del soundtrack (de Niel Diamond), porque ya ni me acuerdo si hicieron película (¡qué aburrido!) o musical de Broadway o qué y entonces, emocionada por tantos acontecimientos referentes a la fábula de Juan Salvador, compré el libro. Lo compré en la caja de un súper (se verán cosas...), era parte de una colección de libros a 10 colones o algo así. El asunto es que al comprarlo sentí que compraba toda la sabiduría del mundo, porque para mí, a esas edades, la contenía. ¡Juan Salvador era una gaviota bien sabia! Ahora nada más me suena a libro de auto-superación, creo que en eso fue en lo que se quedó. En Twitter, en esta categoría, puse María de Jorge Isaacs. Aplica demasiado, también.


16. Uno ruso que sí haya leído. 
Los Hermanos Karamazov de Fedor Dostoyevski. 
Pregúntenme. Solo me acuerdo que uno de los hermanos se llamaba Iván. 
Perdón Fedor, lo voy a volver a leer.   


17. Uno de este año
Me acabo de comprar El Ruido de Las Cosas al Caer de Juan Gabriel Vásquez.
Pero no lo he empezado a leer. ¿Será que vale?














18. El que más veces ha leído: 
El Principito de Saint Exupery, supongo. 


19. Uno que lo haya sorprendido por bueno: 
El Palacio de la Luna de Paul Auster. 
Verán: siempre he tenido cierta desconfianza de los escritores gringos, desde que no supe por quién doblaban las campanas de Hemingway, cuando, muy entusiasmada, compré el libro y no pasé nunca de las primeras páginas. Paul Auster era un autor desconocidísimo para mí hasta noviembre de 2009 cuando visité la FIL de Guadalajara y a mi amiga Laura, quien me habló tanto y tanto de Auster y quién al final me regaló el libro. De verdad que lo empecé con desconfianza (esa que les tengo a los escritores gringos) y al final creo que lo leí en uno o dos días. ¿Saben lo que más me gustó? Los mil libros (¿eran mil o más?) que le dejó como herencia su tío y cómo los convirtió en muebles cuando se fue quedando sin dinero y cómo los vendió uno a uno para poder comer cuando se quedó en la calle. Eso.


20. Uno que lo haya sorprendido por malo
Tras la Celosía de Naguib Mahfuz. 
Otro que compré en la FILCEN de Guadalajara, este, con la finalidad de ampliar mi biblioteca más allá de los iberoamericanos. Yo sé que Mahfuz ganó el nobel y todo eso, pero les diré: a mí esa trama telenovelesca del hombre enamorado de la chera enamorada del hermano, me pareció fatal. Ash! Y esas largas páginas tan descriptivas en las que no pasa nada. No lo terminé de leer y nunca lo haré, creo. Si alguien lo quiere, se lo regalo.


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