Hoy en la mañana, movida y conmovida por la conmemoración de los 32 años del lanzamiento del álbum, venía pensando en todo esto, en la canción, en Pink Floyd [el de Roger Waters], en el otro ladrillo en la pared, pensé en un montón de cosas, que al parecer no tienen nada que ver con eso; pero al parecer sí, porque las pensé.
Pensé en el golpe de estado de octubre del 79, cuando una Junta de Gobierno derrocó al último presidente militar que tuvo El Salvador, Romero. Recordé a la señorita Mila, mi profesora, con la sonrisa de oreja a oreja, comentánndome bajito de cómo las cosas iban a cambiar con este gobierno de civiles [sí esas cosas hablaba conmigo]. Y sí, cambiaron. En los siguientes meses vivimos el primer enfrentamiento entre guerrilleros y el ejército en la colonia, en los siguientes meses dejamos de jugar en la calle en la noche, porque las balaceras y los enfrentamientos se volvieron de lo más común, algo de todos los días. Y las llantas quemadas, los camioncitos DIANA también quemados enfrente de la casa, y el asesinato del alcalde Machuca, la mano que apareció pintada con sangre en la casa de la par y todas las cosas con las que tuve [tuvimos] que crecer.
En medio de todo eso, Another Brick in the Wall se convirtió en una especie de himno para mí, que solo entendía "Hey, teacher leave the kids alone'.
Durante años, desde entonces ese disco, la música de Roger Waters ha estado por allí presente casi todos los días de mi vida. Compre el disco [doble] cuando recién salieron los compactos a principios de los 90's y entonces empecé a entender la metáfora de la pared y cómo cada quien la construye con los ladrillos que le va dando la vida. Algo así.
Y párrafos como este
But it was only fantasy.
The wall was too high,
As you can see.
No matter how he tried,
He could not break free.
And the worms ate into his brain.
me hacían sentir desconsolada y triste y viceversa, en una edad en que en vez de andar bailando con mis amiguitos en discotecas, me encerraba a preguntarme hasta dónde iba a llegar mi pared, si iba a tener puertas o ventanas.
Aunque esa es otra historia.
Esta historia se trata de todos los que crecimos con la guerra y Pink Floyd a la par, tratando de entender cosas tan simples como la vida, el aislamiento, la muerte.
Amo ese álbum. Esa película. Ese concierto en Berlin. Creo que Roger Waters encontró una manera tan triste y maravillosa a la vez de retratar la soledad en ese disco y de decir las cosas que más de una vez hemos querido decir.
I've got wild staring eyes.
And I've got a strong urge to fly.
But I got nowhere to fly to.
Antes de terminar:
Si no ha visto la película, véala. Fue dirigida por Alan Parker y tiene todas las metáforas posibles en una película.
Si no ha visto el concierto en Berlin, véalo. hay cosas tan sorprendentes como que construyen un muro entre la banda y el público durante el concierto. Y apariciones estelares de Sinead O'Connor, Cindy Lauper, Bryan Adams, entre otros. Para una prueba, vean esto:
http://www.youtube.com/watch?v=qK5InZbS9PA
http://www.youtube.com/watch?v=qK5InZbS9PA
Ah, sí. Al final termina tirando la pared.
Hasta aquí llega esto.
The show must go on.
Ay, The Wall, The Wall. Yo nací en el '83, viví el final de la guerra y hay muchas cosas que no recuerdo bien.
ResponderEliminarA mí, Pink Floyd y The Wall llegaron en mi adolescencia, a inicios del milenio. Y fue un verdadero balde de agua fría: el descontento, la reveldía por lo establecido que no me gustaba, la falta que siempre me hizo mi padre, mi madre protectora, el muro, Dios, el muro que creí estar construyendo a mi alrededor: todo lo ví en esa película: mi soledad: "I've got a grand piano to prop up my mortal reamins" lo resume todo.
rebeldía*
ResponderEliminarA todos nos pegó de alguna manera ese álbum. A mí me encanta, además de todas las canciones, The Trial. Y todas las mañanas, antes de salir de la casa me repito: "tear down the wall".
ResponderEliminarEs algo difícil de hacer.
Gracias por leer.