Entre la noche y el día hay un territorio indeciso. No es luz ni sombra: es tiempo. Hora, pausa precaria, página que se obscurece, página en la que escribo, despacio, estas palabras. La tarde es una brasa que se consume. El día gira y se deshoja. Lima los confines de las cosas un río obscuro. Terco y suave las arrastra, no sé adónde. La realidad se aleja. Yo escribo: hablo conmigo —hablo contigo. Y así, así va. Así sigue, con palabras que se van como agua en un río. Y así se va mi hora favorita, ya lo dijo el poeta "no es luz ni sombra, es tiempo." Tiempo para pensar, para sentirte en un limbo, no es día ni es noche, es mi momento dual del día o la noche o lo que pretende ser. Un momento con misterio, para ocultarnos, para disfrazarnos de lo que no somos, de lo que quisiéramos ser, para fundirnos con las sombras, las que van, las que vienen, sombras de luz, sombras en silencio. |
viernes, 30 de diciembre de 2011
Sombras en silencio.
Cada vez que pienso que este es mi momento favorito del día pienso en este poema de Octavio Paz:
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