Le sonrió con los ojos llenitos de ayer
no era así su cara ni su piel
tú no eres quien yo espero
¿Se acuerdan de esa canción? ¿Esa canción de Joan Manuel Serrat? Esa de la amada esperando a su amado por años, viviendo la ilusión de ese pasado que fue lindo-inolvidable y que cuando el amor llega miles de miles de años después no lo reconoce, tú no eres quien yo espero, le dice.
Así de triste. Porque vamos por la vida conociendo gente. Gente que solo pasa, gente que ni siquiera pasa, gente con la que convivís... Gente en la que decidís quedarte. Y eso de quedarte se refiere no solo a amores, de esos amores que pueden durar años mientras te seguís preguntando que hubiera pasado si... No, me refiero a cariños, a amistades, a quereres que de tan simples se vuelven eternos. Esos cariños que pudieran ser perfectos, esas personas en las que invertís tiempo, dedicación, y por qué no decirlo amor, amor sincero. Esas personas para las que estás no importa qué. Esas personas en las que, como dije antes, has decidido quedarte porque creés, porque confiás, porque te hacen sentir bien, porque son un oasis, porque podés pasar horas y horas y horas hablando con ellas. Ese amor, cariño, amistad o encuentren la palabra trascendental con la que quieran llamarlo; porque cosas así no pasan todos los días, ¿Y saben por qué no pasan todos los días? Porque uno mismo le da la trascendencia a las cosas. Uno decide qué quiere que sea importante y qué no.
No sé ustedes, pero yo, cuando decido a quién querer, quiero de una manera tan intensa y despiadada que ni yo misma me soporto. Y confío que el otro u otra o quien sea, sea igual de regreso. Pero no, amiguitos. La vida no es así. Y cuando después de -¿qué?- dos, tres años, seguís tratando de escarbar en una relación que ya no da para más, tratando de encontrar a la persona que quisiste, con la compartiste tanto, con la que fuiste lo que siempre te enseñaron a ser, con la que hubieras podido compartir toda una vida de risas, chistes malos, sarcasmos, filosofadas, o solo la tontería esa de ser y estar porque sos un ser vivo; y por más que tratás ya no lo encontrás. Es momento de decidir pasar a otra cosa.
Porque ajá, ya no es la persona que quisiste. Es una persona extraña, dañina, que solo sabe criticar, hacer chistes acerca de vos o tu familia, te deja por último en su lista de prioridades, llega con esa ínfulas de saberlo todo, de ya no necesitar conocer más, y de no reconocer todo lo que vos hiciste por su ínfima vida. Así es. Así de simple y concreto.
¿Por qué, cariños?
Porque hay gente que ha vivido tan poco, aunque trate de creer lo contrario, que no sabe cómo querer. Tristemente, NO SABE COMO QUERER, dije. Mucho menos saben cómo ser querida.
Así de simple y concreto. dije.
Y por mucho que vos hayas querido, los vas dejando allí, entre las personas que decidís olvidar. Porque ya no queda más. Nada más.
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