sábado, 16 de julio de 2011

La vida es un tropezón interminable. Y allí voy

Escribo esto y pienso. Pienso esto y escribo. Nada se detiene y a veces quisiera detenerme a respirar, a ver el mundo, a fotografiar las nubes, a dormir de día, a perder el tiempo. Alejandro Sanz canta -no, grita- de fondo, dice lo que casi siempre siento, me entiende. Por eso, aunque tenga mala ortografía y no haya venido a El Salvador y sí a todos los países de Centroamérica; lo sigo oyendo. Porque probablemente lo oiga un día de Navidad y cante "He sido tan feliz contigo" y a mí me dé tristeza y escriba un correo electrónico del que después tenga que arrepentirme. El que después vuelva a leer y me dé risa. Escribo esto y pienso: el mundo no se detiene. El mundo no se detiene ni siquiera cuando duermo y mis noches se llenan de pesadillas extrañas de gente descuartizada y sangre y oscuridad y ganas de huir. Y me despierto y el mundo no se detiene. Le ordeno al cerebro que se vuelva a dormir y no sueñe esas cosas. Sí, como si el cerebro hiciera caso. El cerebro no hace caso y sueña lo que le da la gana. Mete en mis sueños personajes que no deberían estar allí, pero qué alegre que estén al menos en los sueños, haciendo lo que deberían hacer en la vida real. La vida real a veces no es tan real. Al menos la mía no. Mi vida da risa, a veces. Al menos a mí, mi vida me da risa a veces. Es que a veces quiero y no y cuando quiero, no. El destino me ataca, se ríe de mí, me hace bromas. Lo malo es que las bromas siempre las hace a medias.

"Qué curioso es el silencio, no sé qué es lo que es, pero hay algo en nuestras vidas".

Tengo una taza, una lonchera, una cartera, un portarretrato sin retrato, dos computadoras, un termo, un celular, una servilleta, unos audífonos que no me dejan oír el mundo. Unos audífonos que me impiden oír el mundo. El mundo que a veces no quiero oír. Al menos hoy o desde que empezó el año. El año empezó mal, creo. No he fotografiado nubes o no han habido nubes o no me he detenido a mirar las nubes. Eso es raro. Me quisiera exiliar a una isla, a una montaña, a una tina con burbujas... Al silencio. Quisiera exiliarme. Nada más. Nada más pensar. Pensar esto y no. Pensar que esto ya es casi un desahogo como la canción de Roberto Carlos, pero no poder dejar de escribir y oír "yo sigo estando enamorado y tú sigues sin saber si lo has estado, si te quise alguna vez..." La compu me da la señal de que se está quedando sin carga y tengo que teminar, porque la vida es así, no como uno quiere y no tengo ganas de conectarla, no, que se quede sin carga, sin vida.

que se quede sin carga, como yo

viernes, 15 de julio de 2011

Ejercicio de desbloqueo en una tarde de viernes

Binomio fantástico
Remordimiento-cielo

Esa tarde al remordimiento le dieron ganas de no serlo. Agarró sus malos pensamientos y dolores de estómago y elevó el vuelo. Ya en el cielo se convirtió en cúmulo nimbo. Y llovió sobre la gente.

viernes, 8 de julio de 2011

El tiempo pasa

Y eso nada lo va a cambiar. Después de siete años estás en el mismo lugar en el que hace siete años no querías estar. En ese lugar que te dolía, en ese paisaje en la ventana, en esa sonrisa de medio lado que odiabas, en esa canción que sonaba dándole sentido a todo. El tiempo pasa y te lo subrayan las arrugas que querés negar, pero que van apareciendo indescifrables; en los mensajes que escribís y luego borrás. El tiempo pasa no solo en los relojes o calendarios. Pasa en los adioses adivinados, en los cigarros consumidos, en las pláticas inventadas de los viernes, en cada pensamiento que cuando lo pensás,

ya pasó.

El tiempo pasa en las palabras, en lo odios de cada día, en las nubes que en la mañana están y ahora no, en las telarañas en cada esquina de la pared, en las paredes que fueron blancas, en el vaso vacío, en las sonrisas que nunca fueron.

El tiempo pasa mientras escribo esto, mientras pienso la siguiente palabra y la escribo, el tiempo pasó.

Pasa sin querer. Pasa y pasa el sol, la luna, la lluvia, el viento; el árbol que se cae, la flor que nace, el suspiro que se eleva, la palabra que nunca se dijo, la frase que quiso y no pudo ser. Pasa la mirada y tu mirada que la mira, el abrazo que se queda en silencio, los vasos que no brindaron, el amor que no se brindó, lo que pudo ser y no. La noches con neblina, pasan. Pasan inadvertidas y cuando te das cuenta de la blusa negra y la camisa blanca, ya pasó. Pasó con su misterio y su noche, con sus palabras inventadas, con toda la historia de veinte años, con todo eso, pasa. Pasa el tiempo y pasan las palabras, aunque la computadora las grabe, siempre pasan; pasan con su alegría, desaliento, esperanza, rencor, reproches. Pasan aunque sean duras, aunque sean felices, aunque sean de amor, las palabras siempre pasan.

Y pasa el tiempo y las lágrimas y las preguntas.

Las lágrimas y su misterio.

Las preguntas sin sus respuestas.

Pasa el tiempo... Y vos vas pasando nada más. Como pasa todo.