Pues que en algún momento del año el video A Mind Made For Mating de Jason Silva llegó a dar a mis manos... O a mis ojos o a mis oídos o como quieran y cambió mi vida para siempre...
Bueno, ni tanto. Pero algo cambió.
El muchachito de 31 años, gringo-venezolano, graduado en filosofía y cine; dice en este video que
el cerebro humano es esencialmente un ornamento sexual, un dispositivo de cortejo, y de allí sale su extraordinaria capacidad para el arte, el lenguaje y la poesía...
-Bueno y ajá, pero no para todos (esto lo agrego yo), que hay gente que ni de adorno tiene el cerebro.-
En fin, y continuemos que el punto de este post no era ese, sino que hablar de la forma en que este video llegó un día cualquiera y fue de esos momentos AJAAA de la vida. Porque además me impactó mucho la forma en que el tal Jason habla, y se emociona, y nos hace creer que todo lo que está diciendo es cierto. Tiene una serie que se llama Shots of Awe, que pueden ver en su sitio web, junto a otros temas.
Jason Silva: cuando sea grande quiero ser como vos:
Pues que no soy mucho de ir al cine. La películas me gusta verlas en la comodidad de mi cama con todo el tiempo del mundo para pausas, cigarros y llorar -si lo amerita-. Creo que lo más, habré ido dos o tres veces este año. En fin, he visto muchas películas en mi casa en el 2013: tristes, alegres, de llorar, de pensar, de las que no valen la pena, de las que se olvidan al día siguiente...
Pero esta no la voy a olvidar nunca.
Todo tiene que ver con mi descubrimiento de este tipo:
Sí, no me digan, ya sé que no es un gran descubrimiento, que ya estaba escribiendo y componiendo desde antes que yo naciera. Tampoco me digan que esa foto es súper antigua, que ahora es un viejito encorvado que canta con un sombrerito negro susurrando casi al micrófono... Pero, ajá, yo me lo había perdido y lo descubrí este año gracias a @ElCopycito, que -en ocasiones- tiene atinadas recomendaciones musicales para hacer. Pero bueno, la historia de mi descubrimiento de Leonard Cohen es para otro post, y para otro blog.
El punto que aquí atañe es la película...
La película que me hizo llorar una noche y me quitó el sueño hasta muy entrada la madrugada.
Take This Waltz resultó ser una de esas joyitas desconocidas con una historia sin muchos aspavientos ni pretensiones. Michelle Williams hace gala de esa su carita de que no mata una mosca y se transforma en Margot, una esposa... bastante confundida, diría yo. Su papel de mujer indecisa es tan bueno, que a veces dan ganas de agarrarla de los hombros y "zarandearla" para que avive. ¡Hey! No soy crítica de cine ni nada por el estilo, no esperen una reseña intelectualoide y eso (si quieren una reseña que ralla casi en lo científico pueden ir aquí), solo puedo decirles que hay momentos en que los diálogos son tan bien elaborados que yo me quedé sin respiración. Es en serio. La película, que es de 2011, es bastante lenta por momentos, si están más acostumbrados a los dramas-comedia de Hollywood con sus altos y bajos. La película, esta llena de metáforas y, finalmente, como dice una viejita en un baño de una piscina: "las cosas nuevas también se vuelven viejas", y cada romance o amor con su novedad y emoción, termina siempre en la misma historia. Lo cual queda resumido en una sucesión de escenas finales que acompañan magistralmente al Take This Waltz de Leonard Cohen -o viceversa-.
Y como lo dije en el momento en que vi la película allá por junio de este año:
Tengo cinco blogs, cuentas activas en 7 redes sociales, 6 cuentas de correo, todos los anteriores con diferentes contraseñas. Tengo tres hijos, dos gatos, dos perros, una incipiente alergia, tengo muchos amigos, demasiados amigos, un trabajo como Directora Creativa y otro como ama de casa. Dos trabajos...
No mucha gente entiende lo que estamos haciendo, creo que nosotras mismas todavía no lo entendemos; y cuando digo NOSOTRAS me refiero a @CarolMonroe @sinrevelar @Accidental_ y yo, pues yo. Y entonces es aquí cuando me pongo en la tarea de contar otra vez toda la historia: era febrero y nos reunimos con dos de las chicas en El Palacio Tecleño, yo llegué extremadamente tarde porque estaban reparando la Calle de Los Chorros, además de estresada, porque en el camino el cel se quedó sin carga y no podía avisar que iba atrasada... Y bueno, no me gusta llegar tarde. Lo digo porque hay gente a la que -al parecer- no le importa llegar una hora después de lo que habían dicho. Pero, ajá, esa es otra historia. El punto es que cuando estábamos allí hablando de música, escribir y todo el asunto que nos atañía; me di cuenta de que no me había equivocado: había seleccionado a las personas correctas para este proyecto, aquellas para las que la vida no tiene sentido sin música, para las que cada canción guarda una historia memorable.
Y al parecer el asunto era -o es sencillo-: escribir una historia inspirada en una canción. Hay mucha gente que no entiende eso, nosotras mismas no lo entendemos bien... "Pero si las canciones ya traen historia..." Me dijo alguien por allí. Sí, pero no. En Non-Girly Blue estamos demostrando que las canciones pueden tener historias más allá de la superficie, que pueden tener tantas historias como nosotros queramos. Si no me creen, vean aquí cuántas historias le pudimos sacar a Copy of A de Nine Inch Nails. A With Or With Out You le saqué dos relatos, solo publiqué uno y el otro me lo quedé de recuerdo.
Y hasta ahora el proceso de inspiración -por lo menos para mí- es sencillo y podrán decir que un poco obsesivo: escucho la canción cuantas veces sea posible, sí, a veces hasta media hora si parar; y "veo" qué me dice la melodía... En el caso de Copy of A, me dio angustia, y creo que eso refleja el relato. Just Like A Woman- que fue mi relato de presentación- me causa una especie de tristeza-alegría bien extraña, All I Know fue una canción que no entendía (jajaja) y así sucesivamente. Y, entonces, ya puesta a escribir, dejo la canción de fondo durante todo el proceso. Oh, sí, he oído muchas veces esas canciones.
Hasta hoy no sé para dónde vamos, lo que sí sé es que me estoy divirtiendo mucho haciéndolo y el proceso me lleva -y nos lleva- a descubrir historias que no sabíamos que estaban allí adentro... Adentro de nosotras mismas y de las canciones, digo.