martes, 5 de abril de 2016

¿Saben qué cae mal, demasiado mal?

Que un hombre haga la bromita de que, ajá, tenés todo el "patrocinio" para dedicarte a poner tu propio negocio, porque estás casada, y ajá, eso significa que tenés un hombre que te mantiene, o que mantiene a tu familia mientras te dedicás a soñar en tu "casitllito". Como si los logros de una mujer casada no fueran iguales de importantes o relevantes que los de un hombre.

No es la primera vez que soy objeto de esas insinuaciones. De hecho, como que estar casada fuera algún tipo de impedimento para poder sobresalir en cualquier cosa, y es que en algún momento, alguien también me comentó que mi situación laboral no es la misma que la de una mujer soltera, porque ajá, yo tengo "un marido que me puede mantener". Así.

Y bueno, esto era un tuit, pero, obvio, no me cupo la queja en 140 caracteres. Durante alrededor de tres meses he dedicado toda mi vida y energía a este proyecto, he seguido aportando, sin faltar un cinco a la parte que me corresponde como la mitad responsable de una familia, he ido a más de 6 capacitaciones, la mayoría en temas como finanzas, admisnitración, nuevos negocios, etc., las cuales me he pagado yo misma, o han salido del plan financiero de la empresa.

Así que, digamos, me siento plena, orgullosa, fuerte, capaz; pero sobre todo eso: satisfecha de todo lo logrado. Y ajá, esta era solo una espinita que me quería sacar del corazón para poder irme a dormir tranquila y en paz, como todas las noches desde hace tres meses en que mi tiempo y mi vida me pertenecen a mí, y no a ninguna burocracia estancada del siglo 20.


1 comentario:

  1. A la gente que no aporta nada bueno en esta vida, se le saca del camino. Me consta que todo es con tu propio esfuerzo y que tus logros son tuyos, no de nadie más. Hay que hacerse de oídos sordos y seguir adelante. Si todo te está saliendo bien, vas por buen camino. Acá afuera tenés gente que te aprecia y te admira. ¡Sós una mujer que no se rinde!

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