Es esto. Y no.
Demasiado orgullo, demasiadas sonrisas desperdiciadas, demasiado tiempo que se va sin saber que existió, demasiado de todo. Y nada. Palabras que quieren ser, pero se resbalan, se deslizan, se pierden en un limbo incauto que ni siquiera sabe para qué sirve.
Decir.
No dice nada, enreda palabras, les da otro significado. Se ríe. La manera más cercana que encuentra para no saberse vulnerable, débil, semi luz, semi sombra; mitad de todo. Nada completo. Un signo de interrogación en la oscuridad, cadena de preguntas que nunca encuentran respuesta.
Nada.
A veces llanto, a veces miedo, a veces felicidad que raya en la euforia.
Confutatis maledictis
flammis acribus addictis
voca me cum benedictis.
Oro supplex et acclinis
cor contritum quasi cinis
gere curam mei finis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario