lunes, 2 de julio de 2012

Hay vida después de los cuarenta.

Cuando uno tiene veintitantos años cree que el mundo le pertenece, que tiene la verdad absoluta, que no le queda nada más por vivir, que no tiene más que aprender, que no tiene más que decir...
De hecho, cuando yo tenía veintitantos años estaba segura de que nunca me iba a casar, que no iba a tener hijos, que iba a ser la eterna hippie de faldas largas, oyendo canciones de Pink Floyd, repitiéndose eternamente "uhhhh, babe, but when I'll pick up the phone, there still nobody home..." Y que de alguna manera iba a cambiar el mundo con mis ideas revolucionarias y de vanguardia.

Mñeeeeee!

Ahora, veintitantos años después me doy cuenta de que de todo aquello solo queda la curiosidad, el pensamiento ingenuo de que en el momento menos esperado uno estará a punto de cambiar al mundo. Y es irónico, porque recuerdo que veía a los de cuarentaytantos e imaginaba que para aquellos pobres la vida había terminado, que no podrían haber más ilusiones y sueños y cosas por aprender a esas edades... Y pensaba en qué aburridas esas vidas sin más afán que seguir y esperar.

Ahora, veintitantos años después desearía volver a la edad aquella o al menos escribirme una carta como "Dear Young Me", y explicarme  que todos esos dilemas existenciales, amorosos, filosóficos, no son más que parte del crecimiento y aprendizaje. Quisiera decirme y decirles a todos los que fueron veinteañeros conmigo y a los que los son ahora: la vida no tiene por qué ser ese eterno combate con los otros y uno mismo, el amor no es -o son- esa serie de tropiezos, esa serie de equivocaciones; el amor no es una batalla ni suenan violines o música de fondo ni tiene por qué ser tormentoso ni es como las películas y las canciones nos lo pintan.

El amor es otra cosa. Y si lo piensan bien, queridos lectores de más de 35 años, la vida también es otra cosa diferente a la que uno se imagina a los 20.

Y, les diré, aparte de las noches interminables de andar jodiendo sin que al día siguiente te doliera ni un pelo; no cambiaría nada por lo que tengo ahora. Mejor dicho: por lo que soy ahora. Quién dice que no se puede seguir aprendiendo, quién dice que no te podés seguir preguntando, quién dice que el corazón no se puede seguir emocionando...

Sí, para los que se lo preguntan: hay vida después de los cuarenta. Y les diré: es mejor de lo que se imaginan.

5 comentarios:

  1. Flooooor! Quiero tener diez años más jajajaja

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  2. Estamos como reflexivas veá? a mí me ha dado tambíen por imaginarme qué se sentirá llegar a los 40 y sospecho que será lo mismo que sentí en los 30...nada! yo me siento igual de 20 por dentro e, igual que tú, no cambiaría lo que tengo ahora, más bien regresaría al ayer y me divertiría más ja ja ja ja.
    Ya me imagino, cómo me hubiera ido de bien, con el cuerpo de 20 y las ideas de hoy muahaha.

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  3. Amigas, de verdad os digo: 40's RULES!!!!

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  4. jajajaja Miguel leyó esta entrada y dice que sí... que es una gran cosa!

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