viernes, 21 de septiembre de 2012

Deben ser las nubes. Otra vez.

Hace unos días @RebecaIzasa me preguntó qué es lo que me fascina de las nubes. No le supe responder. No supe decir realmente, porque, la verdad, es un sentimiento extraño que es inexplicable. Como el amor, en cualquiera de sus "presentaciones".

Algo así.

Y el punto es, que así como en el amor, las nubes me emboban, me dejan con la boca abierta, me atrapan y me llevan volando... A saber a dónde. Ya ha habido ocasiones en las que me he tenido detener a media carretera para poderlas contemplar bien y como se merecen... A veces estoy en reuniones de trabajo y mi verdadero yo lo que hace es ver las nubes por la ventana. A veces abro los ojos a las 5:30 de la mañana y las veo allí, rosadas, anaranjada, haciéndome guiños para que me levante a fotografiarlas... A veces, todas las veces; aunque me haya desvelado la noche anterior, me levanto. Es un amor más fuerte que yo. Es como si en ese momento no existieran nada más que eso.

Hoy fue un día particularmente extraordinario para las nubes. Desde las 5:30 que me levanté, hasta pasadas las 7, pude disfrutar de un espectáculo excepcional, el amanecer de hoy me tocó fibras bien profundas del corazón; quizá porque era viernes, quizás porque me estaba desprendiendo de un recuerdo...

Cuando abrí los ojos a las 5:46, el cielo estaba así, haciéndome guiños para que me levantara:















14 minutos después me di otra vuelta por la terraza y había cambiado a esta forma:















Mientras esto sucedía, al otro lado las podíamos ver así.















Y las nubes siguieron impresionándose e impresionándome. Luego de treinta minutos salgo nuevamente y esto:















A estas alturas dejé todo lo que estaba haciendo, saqué mi café, me senté en un silla, me envolví por esas nubes que en esa foto se ven tan pequeñas, pero arriba de mí, a mi lado, a mí alrededor eran dramáticamente etéreas, pasando, moviéndose, cambiando, iluminándose. Y, no me lo van a creer... Empecé a llorar.

Una maravilla que me hizo llorar.

Y, ajá, voy a llorar otra vez. Debe ser la luna.

O las nubes.

Otra vez:


2 comentarios:

  1. Que lindo post, porque viene de lo más profundo de tí y eso es lo que hace diferente los textos superficiales o con buena redacción, pero poco corazón. Estos conmueven, dejan ver lo que hay adentro de la gente. Me identifiqué tanto con lo que escribiste, pues como te decía yo igualmente admiro la belleza de la creación. Igual que tu ellas me dan paz, me hacen soñar, llevan además mis penas lejos, lejos, y vuelven a traerme nuevos sueños, nuevas esperanzas con la luz del sol en un amanacer brillante o la tibieza de la luna. Y cuando he tenido la oportunidad de viajar, parezco una tonta con la vista y la cámara en la ventanilla para capatar todos los "ojitos" que ellas me hacen, seguro los que me ven han de creer que por primera vez subo en un avion...ja,ja,ja. Igualmente a veces paro mi vehiculo o mi caminar y capto una nube y mis amigos dicen "tas loca", las nubes salen todos los días, que le ves?" Pues ante tanta simpleza, mejor me quedo callada y comparte mis pasiones con gente como tu.

    Gracias por ese bello post que me hizo chillar :)

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  2. Por cierto olvide decir que admiro tus "nubes", son bellas. Lindas fotos!!

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