Esta historia trata de andar pasaditos los veinte, creerse la dueña del mundo, la verdad absoluta, la noche, el futuro, y los pocos amigos que uno tiene. Trata del descubrimiento de uno mismo junto a otros que descubrían lo mismo, o se creían que estaba descubriendo lo mismo o vayan a saber. Se trata de semanas largas con sus noches más largas todavía, cuando el alcohol no era suficiente, mucho menos las cosas que contar y compartir con la gente que te llenaba la vida de eso... Vida. Y trata del viento y sentirte tan libre que más libertad no era posible y de salir y caminar y hablar y emborracharte hasta llorar o morirte de la risa o las dos cosas al mismo tiempo. Trata de las preguntas que uno se hace a esa edad, de lo que se trata de entender, que no era lo mismo que se trataba de creer. Y las miradas de los que crecían y creían con vos. Y los amaneceres de año nuevo, de navidad, de los cumpleaños y tener cualquier excusa para celebrar o no.
Y ser tan libre.
De eso trata.
Y de cómo la separación de R.E.M vino a revivir todo eso. De repente las canciones vuelven a sonar y los recuerdos se llenan de verdadera shiny happy people bailando descalza en una calle equis o un parque equis o la colonia equis en donde vivías.
Y se trata, entonces, de R.E.M con todas las canciones de Out Of Time y sus coritos dándole sentido a todo y de un tiempo que se va con ellos mismos, con su separación. Que vendría siendo como decirle adiós a todos esos momentos. Un adiós definitivo.
Este post van con dedicatoria infinita a Miguel Molina Tobar o Puño de Letras o el otro raro de Un Raro Dúo...
jueves, 22 de septiembre de 2011
domingo, 18 de septiembre de 2011
jueves, 15 de septiembre de 2011
La mejor manera de no extrañar...
Lo dije en Twitter: es recordar cuando no se le tenía. Eso aplica fácilmente a momentos, objetos, personas, situaciones...
Ejemplo 1: ¿Recuerdan cuando no teníamos celular? Yo sí, no lo necesitábamos. Íbamos por la vida, por mencionar un caso, haciendo citas sin poder cancelarlas a última hora. No se podía. Tenías que estar allí, o quedar como un total mal educado.
Ejemplo 2: ¿Se acuerdan cuando no había internet? Yo sí, tampoco lo necesitábamos. Para investigar teníamos esas cositas lindas llamadas libros. No había Illustrator ni Photoshop ni Powerpoint ni Copy-Paste para hacer las tareas.
Ejemplo 3: ¿Se acuerdan cuando esa persona x no había entrado en sus vidas? Era un vacío ocupado por otra cosa, persona o situación.
Así de sencillo.
¿Qué hacer?
Volver a ese momento.
Y olvidarse del tema.
Ejemplo 1: ¿Recuerdan cuando no teníamos celular? Yo sí, no lo necesitábamos. Íbamos por la vida, por mencionar un caso, haciendo citas sin poder cancelarlas a última hora. No se podía. Tenías que estar allí, o quedar como un total mal educado.
Ejemplo 2: ¿Se acuerdan cuando no había internet? Yo sí, tampoco lo necesitábamos. Para investigar teníamos esas cositas lindas llamadas libros. No había Illustrator ni Photoshop ni Powerpoint ni Copy-Paste para hacer las tareas.
Ejemplo 3: ¿Se acuerdan cuando esa persona x no había entrado en sus vidas? Era un vacío ocupado por otra cosa, persona o situación.
Así de sencillo.
¿Qué hacer?
Volver a ese momento.
Y olvidarse del tema.
TREINTA libros 3*
21. Uno de cuentos (no valen antologías).
Casi un objeto de José Saramago.
Empecé con Saramago el año en que vino a El Salvador y por razones extrañas no pude ir a su conferencia. En ese momento me pregunté cómo es que antes no lo había leído. De una sola vez me hice de El Evangelio Según Jesucristo, El Cuento de la Isla Desconocida, antología de sus poemas y Casi un Objeto. Como ya he dicho anteriormente: soy bien sencilla. Casi un objeto me sorprendió por lo intrincado de su relatos, particularmente el primero... "El primer relato se titula “Silla” y narra cómo es que la silla donde el dictador Salazar se sienta, se va carcomiendo y termina finalmente por derribarse y llevar al suelo al presidente portugués." Lo que más ms sorprendió de ese relato es que solo trata de la silla que va cayendo. Interminables 31 páginas de la descripción de una silla cayendo. Increíble. Impresionante. Por ahora no he pasado de la cuarta parte de El Evangelio Según Jesucristo. No sé por qué me pasa eso con algunos libros, quedan allí, inconclusos, tirados en una librera por años. No entiendo.
22. Uno de poemas (no valen antologías) Los Placeres Prohibidos de Luis Cernuda. A este señor lo amo desde bien pequeña, tal vez desde comienzos de la adolescencia, cuando leía "No decía palabras, acercaba tan solo un cuerpo interrogante..." y me emocionaba y probablemente no entendía. Lo que me gusta de Cernuda -miembro de la Generación del 27 junto a García Lorca y otros- es la musicalidad de sus poemas, los leo, tienen un ritmo y cadencia como ningún otro:
Como todo aquello que de cerca o de lejos
me roza, me besa, me hiere,
tu presencia está conmigo fuera y dentro,
es mi vida misma y no es mi vida,
así como una hoja y otra hoja
son la apariencia del viento que las lleva.
23. Uno que le gustaría volver a leer en su vejez. El Quijote de Miguel De Cervantes. Le leí en bachillerato, como tenía que ser. Sí lo leí todo, con todos sus capítulos, como tenía que ser. Es un libro lindo, demasiado; que he intentado leer varias veces y no he podido, por falta de tiempo y paciencia. Lo voy a dejar para el ocaso de mi vida, cuando no tenga nada qué hacer. Creo que tiene suficiente sabiduría de la vida como para prepararse para morir en paz [:)] Por entonces también voy a terminar El Evangelio Según Jesucristo.
24. Uno que no le prestaría a nadie. En Twitter puse que Tokio Blues de Haruki Murakami, pero no vale, porque ya lo presté. En algún momento también me dije que no iba a prestar Todo Está Iluminado, pero ya lo hice. Así que creo que este lugar va para La Fascinante Historia de las Palabras de Ricardo Coca. Es un libro demasiado "fascinante" para prestarlo. Aunque en el fondo sé, que sí, algún día lo voy a prestar, porque -ash- me encanta compartir las cosas "fascinantes" que leo.
26. Uno que asocie con la música que le gusta. El Efecto Mozart de Don Campbell. No solo por la música de Mozart -que al final no me gusta mucho- si no por que el libro hace una minuciosa explicación -científica- del efecto de la música -todo tipo de música, incluyendo bachata y rap- en el estado de ánimo, la creatividad, el rendimiento académico, etc. Obviamente está basado en todos los estudios que se han hecho de la perfección matemática de la música de Mozart y cómo las ondas de la música afectan las ondas cerebrales y el ritmo cardíaco. Para los amantes de todo tipo de música este libro es una joya.
27. Un libro que le regalaron y no le gustó. No puedo decir, porque corro el riesgo de que la persona que me lo regaló lea este post y... ¡Qué feo! Solo puedo decir que es de Paolo Cohello.
28. Uno que lo haya asustado. Creo que lo dije antes: lo malo de empezar a leer a tan temprana edad es que caen en nuestras manos libros para lo que no estamos preparados. Ese fue el caso de The Buenos Aires Affair de Manuel Puig. Lo leí, creo, inspirada por el éxito de El Beso de la Mujer Araña -el libro, el cual leí, inspirada por el éxito de la película-. No recuerdo cuántos años habré tenido, pero el contenido sexual demasiado explícito de este libro -con interminables referencias un tanto sicológicas como pie de páginas- me dejó espantada. Creo que no lo terminé. Creo que lo debería dar una oportunidad y volverlo a leer.
29. Uno que se haya robado. La Insoportable Levedad del Ser de Milán Kundera. Me lo robé de la biblioteca de una universidad -no diré cuál, obviamente, porque me lo van a venir a pedir y a estas alturas hasta a mí me lo robaron, ¿o lo habré regalado?- Lo raro es que no me acuerdo de la historia. ¿Lo habré leído? Conste que ese robo data como de 1990.
30. Uno que pueda salvar vidas. ¿El Manual de Primeros Auxilios? Pues sí, con tanto niño, tengo uno.
* Para el reto original de los Treinta Libros pueden ir aquí.
• Los otros dos post aquí y aquí
Casi un objeto de José Saramago.
Empecé con Saramago el año en que vino a El Salvador y por razones extrañas no pude ir a su conferencia. En ese momento me pregunté cómo es que antes no lo había leído. De una sola vez me hice de El Evangelio Según Jesucristo, El Cuento de la Isla Desconocida, antología de sus poemas y Casi un Objeto. Como ya he dicho anteriormente: soy bien sencilla. Casi un objeto me sorprendió por lo intrincado de su relatos, particularmente el primero... "El primer relato se titula “Silla” y narra cómo es que la silla donde el dictador Salazar se sienta, se va carcomiendo y termina finalmente por derribarse y llevar al suelo al presidente portugués." Lo que más ms sorprendió de ese relato es que solo trata de la silla que va cayendo. Interminables 31 páginas de la descripción de una silla cayendo. Increíble. Impresionante. Por ahora no he pasado de la cuarta parte de El Evangelio Según Jesucristo. No sé por qué me pasa eso con algunos libros, quedan allí, inconclusos, tirados en una librera por años. No entiendo.
22. Uno de poemas (no valen antologías) Los Placeres Prohibidos de Luis Cernuda. A este señor lo amo desde bien pequeña, tal vez desde comienzos de la adolescencia, cuando leía "No decía palabras, acercaba tan solo un cuerpo interrogante..." y me emocionaba y probablemente no entendía. Lo que me gusta de Cernuda -miembro de la Generación del 27 junto a García Lorca y otros- es la musicalidad de sus poemas, los leo, tienen un ritmo y cadencia como ningún otro:
Como todo aquello que de cerca o de lejos
me roza, me besa, me hiere,
tu presencia está conmigo fuera y dentro,
es mi vida misma y no es mi vida,
así como una hoja y otra hoja
son la apariencia del viento que las lleva.
23. Uno que le gustaría volver a leer en su vejez. El Quijote de Miguel De Cervantes. Le leí en bachillerato, como tenía que ser. Sí lo leí todo, con todos sus capítulos, como tenía que ser. Es un libro lindo, demasiado; que he intentado leer varias veces y no he podido, por falta de tiempo y paciencia. Lo voy a dejar para el ocaso de mi vida, cuando no tenga nada qué hacer. Creo que tiene suficiente sabiduría de la vida como para prepararse para morir en paz [:)] Por entonces también voy a terminar El Evangelio Según Jesucristo.
24. Uno que no le prestaría a nadie. En Twitter puse que Tokio Blues de Haruki Murakami, pero no vale, porque ya lo presté. En algún momento también me dije que no iba a prestar Todo Está Iluminado, pero ya lo hice. Así que creo que este lugar va para La Fascinante Historia de las Palabras de Ricardo Coca. Es un libro demasiado "fascinante" para prestarlo. Aunque en el fondo sé, que sí, algún día lo voy a prestar, porque -ash- me encanta compartir las cosas "fascinantes" que leo.
26. Uno que asocie con la música que le gusta. El Efecto Mozart de Don Campbell. No solo por la música de Mozart -que al final no me gusta mucho- si no por que el libro hace una minuciosa explicación -científica- del efecto de la música -todo tipo de música, incluyendo bachata y rap- en el estado de ánimo, la creatividad, el rendimiento académico, etc. Obviamente está basado en todos los estudios que se han hecho de la perfección matemática de la música de Mozart y cómo las ondas de la música afectan las ondas cerebrales y el ritmo cardíaco. Para los amantes de todo tipo de música este libro es una joya.
27. Un libro que le regalaron y no le gustó. No puedo decir, porque corro el riesgo de que la persona que me lo regaló lea este post y... ¡Qué feo! Solo puedo decir que es de Paolo Cohello.
28. Uno que lo haya asustado. Creo que lo dije antes: lo malo de empezar a leer a tan temprana edad es que caen en nuestras manos libros para lo que no estamos preparados. Ese fue el caso de The Buenos Aires Affair de Manuel Puig. Lo leí, creo, inspirada por el éxito de El Beso de la Mujer Araña -el libro, el cual leí, inspirada por el éxito de la película-. No recuerdo cuántos años habré tenido, pero el contenido sexual demasiado explícito de este libro -con interminables referencias un tanto sicológicas como pie de páginas- me dejó espantada. Creo que no lo terminé. Creo que lo debería dar una oportunidad y volverlo a leer.
29. Uno que se haya robado. La Insoportable Levedad del Ser de Milán Kundera. Me lo robé de la biblioteca de una universidad -no diré cuál, obviamente, porque me lo van a venir a pedir y a estas alturas hasta a mí me lo robaron, ¿o lo habré regalado?- Lo raro es que no me acuerdo de la historia. ¿Lo habré leído? Conste que ese robo data como de 1990.
30. Uno que pueda salvar vidas. ¿El Manual de Primeros Auxilios? Pues sí, con tanto niño, tengo uno.
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domingo, 11 de septiembre de 2011
TREINTA libros 2*
11. Uno que lo haya motivado a visitar algún lugar:
Los Cachorros de Mario Vargas Llosa.
Creo que leí esta libro en bachillerato, o antes. Ash, me daba lástima Pichula Cuéllar, en el fondo tal vez estaba enamorada de él y quería que al final le fuera bien en la vida. Pero no. Odié a la Teresita Arrarte. En general, las novelas de Vargas Llosa siempre me han invitado a ir a conocer Lima: Miraflores, Chorrillos, Pasamayo, las calles, los cafés, la playas. Algún día voy a ir. Espero. Por cierto: de Los Jefes no me acuerdo, pero sí me acuerdo que venía en el mismo libro, así como la edición que ilustra este post.
12. Una biografía.
Mario Benedetti: Un Mito Discretísimo de Hortensia Campanella.
Este libro llegó a mis manos gracias al gentil regalo de @nicknasten, quien sabe mi profundo cariño y admiración de años por el uruguayo. Es un deleite ir leyendo y descubriendo cosas de la vida de este hombre que una de las cosas más grandes que hizo en su vida fue observar su mundo y contarlo de una manera sencilla. De las cosas que más me llamaron la atención: Benedetti nunca terminó el bachillerato, fue amigo y admirador de Roque Dalton, y amigo de toda la vida de Claribel Alegría.
13. El primer libro que leyó en su vida.
Corazón de Edmundo D'Amici.
Creo que hubo otros, mi tía trabajaba en una librería y de regalo siempre les daba libros a mis hermanos. Entre lo que me acuerdo: Mujercitas de Lois May Alcott, 5 Semanas en Globo y Los Hijos del Capitán Grant de Julio Verne. Pero mi primer libro verdadero, uno de mis recuerdos más maravillosos fue el día en que mi papá me llevó por primera vez a una librería. Creo que tenía 9 años, la librería era la Cervantes y quedaba en ese portal increíble que está a un lado del parque Libertad, no el de La Dalia, si no que el otro. No me acuerdo mucho del libro -es una buena excusa para volverlo a leer-, si me acuerdo que a raíz del mismo empecé a escribir un diario. La edición que ilustra este post fue la que yo tuve. Ese libro lo guardé por años, le perdí la pista cuando me casé y me fui de la casa. ¡Me lu hubiera llevado!
14. Uno que haya odiado hace años y hoy admira.
Si te Cuentan que Caí de Juan Marsé.
El problema de haber empezado a leer a temprana edad, es que a veces llegan a nuestras manos libros para los cuales no estamos preparados: La banda de pistoleros hace manifiesta la historia sucia de España donde todo eran delaciones, detenciones, torturas, desaparecidos y fusilados; como en catálogo 3D de la Inquisición. Yo estaba en mis primeros años de universidad cuando lo leí, toda esta historia de Java y los kabileños pasó ante mis ojos asombrados y mi boca abierta. No es que lo haya odiado, es que en mi mundillo de adolescente nerd, el libro me explotó la cabeza. ¡Lo mejor de Juan Marsé!
15. Uno que haya amado hace años y del que hoy reniega.
Juan Salvador Gaviota de Richard Bach.
Ese libro apareció cuando yo estaba chiquitísima y fue un boom, todo mundo hablaba de las aventuras de la tal gaviota esa (se verán cosas...) y luego, cuando en mi adolescencia estaba en la Escuela de Danza, bailamos una de las canciones del soundtrack (de Niel Diamond), porque ya ni me acuerdo si hicieron película (¡qué aburrido!) o musical de Broadway o qué y entonces, emocionada por tantos acontecimientos referentes a la fábula de Juan Salvador, compré el libro. Lo compré en la caja de un súper (se verán cosas...), era parte de una colección de libros a 10 colones o algo así. El asunto es que al comprarlo sentí que compraba toda la sabiduría del mundo, porque para mí, a esas edades, la contenía. ¡Juan Salvador era una gaviota bien sabia! Ahora nada más me suena a libro de auto-superación, creo que en eso fue en lo que se quedó. En Twitter, en esta categoría, puse María de Jorge Isaacs. Aplica demasiado, también.
16. Uno ruso que sí haya leído.
Los Hermanos Karamazov de Fedor Dostoyevski.
Pregúntenme. Solo me acuerdo que uno de los hermanos se llamaba Iván.
Perdón Fedor, lo voy a volver a leer.
17. Uno de este año.
Me acabo de comprar El Ruido de Las Cosas al Caer de Juan Gabriel Vásquez.
Pero no lo he empezado a leer. ¿Será que vale?
18. El que más veces ha leído:
El Principito de Saint Exupery, supongo.
19. Uno que lo haya sorprendido por bueno:
El Palacio de la Luna de Paul Auster.
Verán: siempre he tenido cierta desconfianza de los escritores gringos, desde que no supe por quién doblaban las campanas de Hemingway, cuando, muy entusiasmada, compré el libro y no pasé nunca de las primeras páginas. Paul Auster era un autor desconocidísimo para mí hasta noviembre de 2009 cuando visité la FIL de Guadalajara y a mi amiga Laura, quien me habló tanto y tanto de Auster y quién al final me regaló el libro. De verdad que lo empecé con desconfianza (esa que les tengo a los escritores gringos) y al final creo que lo leí en uno o dos días. ¿Saben lo que más me gustó? Los mil libros (¿eran mil o más?) que le dejó como herencia su tío y cómo los convirtió en muebles cuando se fue quedando sin dinero y cómo los vendió uno a uno para poder comer cuando se quedó en la calle. Eso.
20. Uno que lo haya sorprendido por malo.
Tras la Celosía de Naguib Mahfuz.
Otro que compré en la FILCEN de Guadalajara, este, con la finalidad de ampliar mi biblioteca más allá de los iberoamericanos. Yo sé que Mahfuz ganó el nobel y todo eso, pero les diré: a mí esa trama telenovelesca del hombre enamorado de la chera enamorada del hermano, me pareció fatal. Ash! Y esas largas páginas tan descriptivas en las que no pasa nada. No lo terminé de leer y nunca lo haré, creo. Si alguien lo quiere, se lo regalo.
* Para el reto original de los Treinta Libros pueden ir aquí.
Ustedes
[Tal cual fue posteado en Twitter del martes 1 al viernes 4 de marzo]
Usté
y sus manías inútiles por hacer listas
y su imposibilidad de ser espontáneo
y su no disfrazado de sí
y su boca y nariz de perfil al atardecer
y su historia jamás contada
que todo lo logra, pero no tiene nada
y su pose elegante y sus palabras medidas
y sus frases inteligentes para parecer inteligente
que se levanta temprano para ver el amanecer
y su vida que se desmorona
su sonrisa fingida y el puñal por la espalda
que sabe todo y tiene un consejo para todo
que se levanta temprano, pero llega tarde al trabajo
que se queja de todo pero no hace nada
que camina con la frente en alto para ocultar su miedo
un seguro inseguro, media persona en el mundo, como diría Pau Donés
con atardeceres rojos y preguntas sin respuesta
y sus besos sin usar
que aparece en sus sueños cual protagonista principal
que tiene hambre y se va salir del trabajo diez minutos antes
y la gente que le cae mal, a veces
el carro rojo y los árboles rosados
y la neblina y la propuesta innecesaria
y sus ganas de sorbete de carretón
con su sopor de miércoles por la tarde
y sus colores tan normales, como siempre
y mil millones de páginas en blanco
con las manitas que le pican por seguir a @charliesheen
y su desidia, desgano o como quiera lamarle
que también tiene desidia, desgano o como quiera llamarle
que se ríe con mirada de ojos colochos
que tiene que entregar ese trabajo ahora, pero no tiene ganas ni humor
que todavía está en el trabajo
y su corazoncito vacío
y sus ganas de desbarajustar
que cambio su tercer café por un té de manzanilla y durazno
y su cara de no
que últimamente siente que su presencia en Twitter se ha vuelto un monólogo.
Usté
y sus manías inútiles por hacer listas
y su imposibilidad de ser espontáneo
y su no disfrazado de sí
y su boca y nariz de perfil al atardecer
y su historia jamás contada
que todo lo logra, pero no tiene nada
y su pose elegante y sus palabras medidas
y sus frases inteligentes para parecer inteligente
que se levanta temprano para ver el amanecer
y su vida que se desmorona
su sonrisa fingida y el puñal por la espalda
que sabe todo y tiene un consejo para todo
que se levanta temprano, pero llega tarde al trabajo
que se queja de todo pero no hace nada
que camina con la frente en alto para ocultar su miedo
un seguro inseguro, media persona en el mundo, como diría Pau Donés
con atardeceres rojos y preguntas sin respuesta
y sus besos sin usar
que aparece en sus sueños cual protagonista principal
que tiene hambre y se va salir del trabajo diez minutos antes
y la gente que le cae mal, a veces
el carro rojo y los árboles rosados
y la neblina y la propuesta innecesaria
y sus ganas de sorbete de carretón
con su sopor de miércoles por la tarde
y sus colores tan normales, como siempre
y mil millones de páginas en blanco
con las manitas que le pican por seguir a @charliesheen
y su desidia, desgano o como quiera lamarle
que también tiene desidia, desgano o como quiera llamarle
que se ríe con mirada de ojos colochos
que tiene que entregar ese trabajo ahora, pero no tiene ganas ni humor
que todavía está en el trabajo
y su corazoncito vacío
y sus ganas de desbarajustar
que cambio su tercer café por un té de manzanilla y durazno
y su cara de no
que últimamente siente que su presencia en Twitter se ha vuelto un monólogo.
sábado, 10 de septiembre de 2011
Sea usted también un buen anfitrión/Argentina se llama así por error.
Hace dos post les conté de este libro que estoy leyendo, La Fascinante Historia de las Palabras. Les diré: de verdad las historias son bien fascinantes, no pasó todavía de la A y no dejo de sorprenderme, reírme un montón en algunos casos, como por ejemplo:
Anfitrión:
Anfitrión era este personaje de la mitología griega -sí, se llamaba anfitrión- que se casó con una su prima que era hija de un rey, que al parecer fue muerto -por error, dicen- por la mano de Anfitrión. La cosa es que huyeron sin haber "consumado" el matrimonio y la chera -Alcmena se llamaba- se rehusó a tener algún tipo de favor sexual con su esposo, mientras este no hubiese vengado a sus ocho hermanos que habían sido asesinados por el rey de la isla de Tafos -sí, en esas épocas también pasaban esas cosas-.
El asunto es que mientras el tal Anfitrión andaba dando venganza a la muerte de sus cuñados, "Zeus se presentó ante Alcmena asumiendo la forma del marido ausente y ordenó al sol que se detuviera su curso por setenta y dos horas para permitirse una larga noche de amor con ella, quien a su vez creía estar amando a su marido..." -Sí, como no-.
Desde entonces, se llama anfitrión a aquel que recibe invitados en su casa, aunque no necesariamente de la manera como Zeus fue recibido en la casa de nuestro personaje."
Adivinen cómo se llamó el hijo que Alcmena tuvo con Zeus: Sí, Hércules.
Argentina:
"La plata nunca abundó en el territorio argentino, pero en 1526, cuando Sebastián Gaboto pasó por el estuario formado por la desembocadura de río Uruguay en el Atlántico lo llamó Río de La Plata, engañado por el metal precioso que encontró en manos de unos indígenas, sin saber que estos lo habían tomado de los marineros de la expedición portuguesa dirigida por Aleixo García.
...
Plata en latin es argentum..."
Ups!
_____________________________
Los textos en itálicas están copiados textualmente del libro
TREINTA libros 1*
1. Uno que leyó de una sentada: Cien Años de Soledad de García Márquez. Sí, aunque no lo crean (yo no lo creería tampoco). Tenía como quince años y la curiosidad de la bulla que le hacían al libro me paralizó por un fin de semana. Conste que leo rápido y -obviamente- no tenía nada que hacer. Nunca más lo volví a leer, creo que el hastío del tema recurrente de García Márquez me cansó. De hecho no pasé de El Coronel No Tiene Quién le Escriba. Los siento Gabo, yo soy bien sencilla.
2. Uno que se haya demorado mucho en leer: Hay varios. Pero el que se lleva el primer lugar es Pobrecito Poeta que Era Yo de Roque Dalton. Creo que me tardé como diez años en pasar de las primeras páginas. Luego nunca pasé del centro y así... Creo que lo regalé. Lo siento Roque, no soy tan patriota.
4. Uno que le gusta a todos menos a usted: En el Twitter puse el Aleph de Borges -siempre ha sido un autor que me ha costado mucho entender (acuérdense que soy sencilla)-, pero creo que nuevamente en este campo me iría por Cien Años de Soledad y, en general, por García Márquez. No me gusta, de verdad. Me quedo nada más con los Doce Cuentos Peregrinos y Me Alquilo Para Soñar.
5. Uno de viajes.
6. Uno de un nobel:
Creo que no ha habido un libro que me haya causado tanta angustia y desolación como El Señor Presidente de Miguel Angel Asturias. Podría decir que es lo mejor que tiene Centroamérica. Lo leí en bachillerato, creo, o en uno de esos años en los que cada libro que caía en mis manos era devorado. Me enamoré de Miguel Cara de Ángel y su transformación de malvado-desalmado a enamoradito de telenovela. La escena final con Miguel encerrado en ese metro cuadrado con una gota de agua cayéndole en la cabeza intermitentemente es una de las cosas más impresionantes que he leído en mi vida. -Ups, ya conté el final-
2. Uno que se haya demorado mucho en leer: Hay varios. Pero el que se lleva el primer lugar es Pobrecito Poeta que Era Yo de Roque Dalton. Creo que me tardé como diez años en pasar de las primeras páginas. Luego nunca pasé del centro y así... Creo que lo regalé. Lo siento Roque, no soy tan patriota.
3. Uno que sea un placer culposo:
Cuentos Completos de Mario Benedetti. Hay gente que odia a Benedetti, hay gente que lo ama tanto que ha hecho canciones de sus poemas, hay gente que ha desgastado demasiado muchas de sus frases, hay gente que hasta ha hecho powerpoints con su Táctica y Estrategia. El punto es que Benedetti es un escritor tan sencillo -tomen en cuenta que nunca se graduó de bachillerato- que supo llegar bien fácil a las masas. Hablar como ellos hablan. De la misma manera sus cuentos hablan de gente y situaciones cotidianas, de la gente de aquí y de allá. Yo lo amo, lo releo y lo vuelvo a leer. Perdónenme, ya lo dije: soy bien sencilla.
4. Uno que le gusta a todos menos a usted: En el Twitter puse el Aleph de Borges -siempre ha sido un autor que me ha costado mucho entender (acuérdense que soy sencilla)-, pero creo que nuevamente en este campo me iría por Cien Años de Soledad y, en general, por García Márquez. No me gusta, de verdad. Me quedo nada más con los Doce Cuentos Peregrinos y Me Alquilo Para Soñar.
5. Uno de viajes.
¿La Odisea? ¿La Vuelta al Mundo en 80 Días? Travesuras de la Niña Mala de Mario Vargas Llosa. Digamos que no es un libro de viajes en todo el sentido, pero andar de Perú a París a Cuba a Japón a Londres a Madrid siguiendo las malandanzas de "La Chilenita" es toda una odisea. De verdad, es una historia que sabe conjugar perfectamente lo sublime y lo miserable del amor. Ash! Cómo odié a esa mujer.
6. Uno de un nobel:
Creo que no ha habido un libro que me haya causado tanta angustia y desolación como El Señor Presidente de Miguel Angel Asturias. Podría decir que es lo mejor que tiene Centroamérica. Lo leí en bachillerato, creo, o en uno de esos años en los que cada libro que caía en mis manos era devorado. Me enamoré de Miguel Cara de Ángel y su transformación de malvado-desalmado a enamoradito de telenovela. La escena final con Miguel encerrado en ese metro cuadrado con una gota de agua cayéndole en la cabeza intermitentemente es una de las cosas más impresionantes que he leído en mi vida. -Ups, ya conté el final-
Diary of a Wimpy Kid de Jeff Kinney. Les diré: nunca, pero nunca, me había reído a carcajada suelta leyendo un libro. Por que una cosa es esbozar una sonrisa y otra bien diferente acabar llorando de la risa. Esta serie de libros (la primera consta de 4 volúmenes) llegó a la casa vía @nicknastejr y cuenta los diarios avatares de la vida de Greg, este bichito que hace las tonteras que hace un bichito de su edad, y cómo todo siempre termina de la manera más inesperada. Lo lindo es que no hay una mamá pulcra, un papá sabio, ni un hermano al que se deba admirar, todos son los anti-personajes. La vida real, pues. Cada historia viene acompañada de ilustraciones-caricaturas del autor. Allí en La Casita (valga el comercial) tienen toda la serie.
8. Uno para leer por fragmentos. Mentes Creativas de Howard Gardner. En este libro, hermoso y gordo como ninguno, Gardner postula su teoría de las Inteligencias Múltiples y las ejemplifica con un maestro -contemporáneos ellos entre sí- de cada una: Gandhi, TS Elliot, Einstein, Stravinsky, Freud, M. Graham y Picasso. El asunto es que este es un tratado de sicología, saben, con biografías bastante profundas y analíticas de cada personajes. Entre eso y que lo compré en inglés, me tomó bastante tiempo leerlo todo. Probablemente alrededor de cinco años, entre postulados y biografías. Leí por partes, la historia de cada uno. De hecho, ni siquiera las leí en orden. Pero, de verdad, es un placer que no tiene nombre. Por ejemplo: haber estado en el MoMA frente a las Demoiselles d'avignon y saber todo el trasfondo sicológico e histórico del cuadro fue una de las emociones más fuertes que he tenido en mi vida. Se los prometo.
9. Uno con una excelente versión cinematográfica: Todo Está Iluminado de Johnatan Safran Foer. Les diré: yo vi la película antes de saber que se trataba de un libro. La película, dirigida por Liev Schreiber -hombre guapo, demasiado- es una joyita de personajes -¡hasta el perro es un personaje!-, diálogos, situaciones y dirección de arte. Hay una escena con campo de girasoles que es de lo más bonito que he visto en mi vida. Luego de la película, me puse a investigar un poco y descubrí que era un libro, escrito por este chero judío-gringo de 24 años. De allí la historia sigue en que busqué el libro en Amazon -obvio, aquí no estará ni en sueños, creo-, lo compré y que el mismo resultó ser diez veces mejor que la película. ¡Lo tienen que leer! No me voy a poner aquí a hacer análisis, ni resumen, ni esas cosas. Para un buen resumen se pueden ir aquí.
10. Uno con una pésima versión cinematográfica. La Casa de Los Espíritus de Isabel Allende. Verán, cuando yo era veinteañera e hizo su aparición la Isabel, yo la amaba. Leí todos sus libros, desde Cuentos de Eva Luna hasta El Plan Infinito. Momento en el que me di cuenta de que sus historias ya no pasaban de lo mismo. El asunto es que La Casa de los Espíritus me gustó mucho, es, quizás, de las que leí, mi favorita de la Allende. Por eso mismo fui con muchas expectativas a ver la película cuando la estrenaron. Consejo sano: jamás haga una película de dos horas basada en un libro de más de 450 páginas. Ni siquiera un reparto de lujo como el que tiene -Meryl Streep y Jeremy Irons, entre otros- la salvó de haber perdido toda la esencia de la historia.
* Para el reto original de los Treinta Libros pueden ir aquí.
lunes, 5 de septiembre de 2011
La historia de un agosto con 29 días.
Fui a la FILCEN tres veces y tres libros me compré.
De los tres el que más me atrajo desde que lo vi fue este:
Les diré que esa foto no le hace honor, porque los pajarillos esos están bañados de barniz UB, lo que hace que tengan una brillantez superior a la de las demás partes de la portada; y porque en el interior cada palabra viene acompañada de una ilustración de Evelín y John Naranjo (no me pregunten si son esposos, hermanos o qué), lo que hace que el libro sea maravilloso, más allá de todas las historias de las fascinantes palabras.
También les diré que lo empecé a leer hasta ahora, porque -como todas las cosas que pueden causar placer extremo- es mejor dejarlas "para después", para cuando sea el momento adecuado y uno esté en esa disposición de entregarse completamente. No he pasado todavía de la letra A, porque hay muchas palabras, saben. Palabras feas con historias bonitas y viceversa, palabras bonitas con historias bonitas, y así sucesivamente.
He de decirles que hasta ahora me ha gustado mucho la historia de agosto. Sí, ya todos sabemos que viene de Augusto -Octavio Augusto-, sí, yo también vi la serie Roma. - Ah, sí, y también cursé Derecho Romano I y II con la Beatrice de Carrillo.
Lo que yo no sabía del cuento es que el mes se llamaba Sextilis y que tenía 29 días...
"Pero dar su nombre a Sextilis le pareció poco a Octavio, quien consideraba que aún no había alcanzado la misma gloria que Julio César, ya que Iulius tenía 31 días y Augustus, solo 29. Por esa razón, el emperador alteró la duración de varios meses, quitando y poniendo días, hasta lograr que su mes tuviera 31 días..."
¿Qué les puedo decir?
Hasta me imaginé al tal Augusto sumando y restando días de los otros meses para que le salieran las cuentas.
¿Se imaginan qué hubiera sido de agosto si se hubiera llamando sextilis?
La canción de Fernando Ubiergo se llamaría Cuando Sextilis era 21.
Las fiestas en honor a nuestro Santo Patrono se llamarían Fiestas Sextilinias.
Y así.
De los tres el que más me atrajo desde que lo vi fue este:
Les diré que esa foto no le hace honor, porque los pajarillos esos están bañados de barniz UB, lo que hace que tengan una brillantez superior a la de las demás partes de la portada; y porque en el interior cada palabra viene acompañada de una ilustración de Evelín y John Naranjo (no me pregunten si son esposos, hermanos o qué), lo que hace que el libro sea maravilloso, más allá de todas las historias de las fascinantes palabras.
También les diré que lo empecé a leer hasta ahora, porque -como todas las cosas que pueden causar placer extremo- es mejor dejarlas "para después", para cuando sea el momento adecuado y uno esté en esa disposición de entregarse completamente. No he pasado todavía de la letra A, porque hay muchas palabras, saben. Palabras feas con historias bonitas y viceversa, palabras bonitas con historias bonitas, y así sucesivamente.
He de decirles que hasta ahora me ha gustado mucho la historia de agosto. Sí, ya todos sabemos que viene de Augusto -Octavio Augusto-, sí, yo también vi la serie Roma. - Ah, sí, y también cursé Derecho Romano I y II con la Beatrice de Carrillo.
Lo que yo no sabía del cuento es que el mes se llamaba Sextilis y que tenía 29 días...
"Pero dar su nombre a Sextilis le pareció poco a Octavio, quien consideraba que aún no había alcanzado la misma gloria que Julio César, ya que Iulius tenía 31 días y Augustus, solo 29. Por esa razón, el emperador alteró la duración de varios meses, quitando y poniendo días, hasta lograr que su mes tuviera 31 días..."
¿Qué les puedo decir?
Hasta me imaginé al tal Augusto sumando y restando días de los otros meses para que le salieran las cuentas.
¿Se imaginan qué hubiera sido de agosto si se hubiera llamando sextilis?
La canción de Fernando Ubiergo se llamaría Cuando Sextilis era 21.
Las fiestas en honor a nuestro Santo Patrono se llamarían Fiestas Sextilinias.
Y así.
sábado, 3 de septiembre de 2011
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