• En el horizonte todavía es de día. De este lado del avión, noche oscura.
• Es lamentable que apaguen las luces cuando uno quiere leer, y las enciendan cuando uno se dispone a ver el cielo, el horizonte que no se apaga. Y que le vidrio de la ventana se convierta en espejo en donde solo te podés ver vos, vos mismo reflejado.
- Es hora de volver al libro.
• Está científicamente comprobado que uno acepta y se come la comida del avión, aunque esté infinitamente saciado. Es casi una ley también que la comida del avión siempre se sienta rica, aunque no lo sea.
• En el tiempo perdido en un avión se te pueden ocurrir las mejores ideas para una novela, un relato, o al menos un texto para un correo. Parece como si por a altitud o eso, las ideas anduvieran volando por allí también, esperando a ser atrapadas. ¿Tendrá que ver con la física, las leyes de la gravedad y eso?
• Científicamente comprobado que el niño que llora en el avión siempre va ir a la par tuya. O cerca.
• El tiempo que se tarda el vuelo es completamente proporcional a la duración del whisky o los whiskys que te vas tomando.
• El señor del asiento del otro lado, siempre -siempre- va a ser el que va roncando.
• Si vas en los últimos asientos siempre los de adelante van a ser los primeros en recibir las bebidas y viceversa.
• Las nubes son una cosa incomprensible vistas desde el cielo.
• Las ganas que tenés de regresar a tu país son inversamente proporcionales al descuido del señor que olvidó sus papeles y por los que el vuelo se tiene que retrasar alrededor de una hora.
• En los aeropuertos discriminan a los fumadores.
• No pongan libros en las tiendas de souvenirs de los aeropuertos. Son una tentación.
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